XIV

656 96 12
                                    


Nunca antes en su vida estuvo así de nervioso como cuando vio a MinHo salir de la casa y caminar en su dirección. La expresión sombría que surcaba su rostro tampoco era consoladora. Y a grandes zancadas llegó hasta él. HyunJin tembló anticipadamente y lo saludó vagamente.

—Sígame, Conde Hwang.

Su tono fue hosco, mas HyunJin no se quejó e hizo como dijo. Lo siguió hasta las bodegas y empezó a revisar la fermentación del vino del año pasado. El silencio en el que estaban era enloquecedor, aunque HyunJin no ansiaba tener una conversación con el mayor de los Lee a sabiendas de que las reprimendas serían lo de menos. Una catástrofe, eso le aguardaba. El Conde de Burdeos se preguntó cómo le fue a Felix que recibió una charla similar, esperaba que MinHo no haya sido tan duro con él pues verlo triste era lo que menos deseaba.

—¿Qué pretende, Conde? —increpó en tono siniestro sin verlo a los ojos, lo que aumentó la tensión en el ambiente.

HyunJin no supo responder a tan ambigua pregunta, por lo que optó por quedarse callado y esperar lo siguiente que diría MinHo.

—Conozco perfectamente su reputación como hombre y como inversor, y la una como la otra no distan mucho entre ellas. Cuando quiere algo lo consigue sin medir sobre quién ha de pasar, sin saber si hace daño a alguien en el proceso, y es por ello que no deseo verlo cerca de mi hermano. Él terminará con el corazón roto, yo lo sé.

—No quiero que me aleje de él.

—No lo haré. Independientemente de que a mi usted me disguste por su temible reputación de mujeriego, mi hermano lo idolatra absurdamente. No puedo ni voy a interferir, pero estaré ahí cuando mi hermano llore su partida.

—No pretendo hacerle daño.

—Mmm, una buena intención, mas nada me asegura que no suceda, y, de hecho, creo que lo hará.

HyunJin torció el gesto y caminó lejos de Lee, mirando desinteresadamente los barriles de vino tinto cuyo aroma era ligero. pero atrayente. Intentó calmarse pues ya sentía una tormenta desatarse en su interior, cuando lo logró, habló.

—¿Y si no quisiera irme sin Felix? —preguntó suave, tentativamente.

—¿Es eso verdad? —replicó con burla.

La ofensa presente en su tono del todo sarcástico casi hizo gruñir a Hwang, sin embargo, se dijo a sí mismo que empezar una pelea con el hermano de Felix no sería la actitud más sensata. Calló cualquier improperio que quiso soltar y en su lugar le dijo:

—Me gusta Felix.

Una carcajada salió de labios de MinHo, y el mero sonido fue sinónimo de insulto.

Y quizás ese es el problema, Hwang, a usted le gusta mi hermano cuando él lo ama. No es lo mismo, ¿no cree? Y no dudo que sienta una atracción por él, fortísima, además, pero ni la atracción más profunda podría crear amor si sólo está basada en un físico. Además, yo ya he oído sobre sus fugaces atracciones que acaban cuando se ha deleitado con ellos lo suficiente como para hastiarlo. Lo que usted busca es un cuerpo que lo satisfaga, una cara bonita que lo mantenga cautivo por momentos, y un mutismo que implique la ausencia del amor.

—... Mi pasada reputación no debería ser un impedimento para mi futuro. Me juzga por acciones de las que desconoce el fundamento y sobre las que no entiende.

MinHo enarcó la ceja con profundo desprecio por esas palabras y por su locutor. Quiso darle el beneficio de la duda, pero día a día la reputación de ese hombre crecía y los riesgos se hacían latentes. No le importase si HyunJin no fuese un hombre cuya pasión guiaba antes que su razón, y de eso probaría Felix hasta darse cuenta que la pasión del hombre que amaba no le aseguraba un futuro junto, sino sólo unas pocas noches que pasarían a formar parte de su baúl de recuerdos.

el romance trae vestido ୧୨ hyunlix ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora