Capitulo 2

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Sábado por la mañana

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Sábado por la mañana

Detuvo su auto dos cuadras antes de llegar a casa. De echo no quería llegar, sabía lo que le esperaba, y no tenía ánimo para otro pleito con su esposo, estaba cansado y aburrido de que todos los días fuera lo mismo.
Recargó su cabeza en el respaldo del asiento, mientras que sus manos descansaban en sus piernas, pensaba en la discusión que habían tenido un día entes por la mañana, suspiró cerrando los ojos para relajarse.

El día anterior de igual manera llegó por la mañana, cansado y con sus ojos cerrándose por el sueño, entró a su habitación donde su esposo dormía o eso creía él. Se desvistió para darse una ducha pero ni tiempo le dió, porque su esposo lo tomó de la mano tirando su cuerpo hacia él con brusquedad.

-¡Oye! ¿¡Qué te pasa!? -reclamó mirando a su esposo.

-¿De nuevo llegas por la mañana? -preguntó molesto el más alto.

-¡Suéltame! ¿Acaso se te olvida en dónde trabajo? Trabajo de noche en un antro, ¿Si lo recuerdas, verdad?

-¡¡Por supuesto!! O eso es lo que me has echo creer.

-¿¡De que hablas!? Suéltame. -espetó tomando una toalla limpia para cubrirse de la cintura para abajo.

-¡¡Estoy cansado de que todas las malditas noches mi cama esté vacía!!

-¡¿A si!? Pero no te cansas de que yo te mantenga ¿cierto?

Una sonora bofetada se escuchó. La mejilla del más bajo ardió por el golpe que le fue propinado.

-Te he dicho muchas veces que no me eches en cara que tú eres el único que trabaja. Sabes muy bien que yo estoy...

-Haciendo algunos negocios. Llevas asi dos años. ¡Entonces no te quejes de que yo trabaje por las noches! -Otra bofetada se escuchó, pero esta vez fue el más alto el que fue golpeado. -¡No vuelvas a golpearme! Y más vale que cambies tu maldita actitud y que busques un trabajo, de lo contrario te largas de ¡mi casa! -En esto último hizo un enfasis, y sin decir más se metió al cuarto de baño poniendo el seguro por dentro.

Unos toquidos en el vidrio de la ventanilla de su auto lo hizo abrir los ojos.
El chico con sus ojos soñolientos bajó el vidrio y sonrió a la mujer mayor.

-Hola, Hyori. Buen día.

-Buen día, ¿Qué hace aquí? ¿Por qué no entra a casa? -preguntó un tanto preocupada.

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