Capitulo 10

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En punto de las seis de la tarde, Jimin marcaba el número de Hoseok, esperó algunos segundos antes de escuchar su voz

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En punto de las seis de la tarde, Jimin marcaba el número de Hoseok, esperó algunos segundos antes de escuchar su voz.

Hoseok recién salía de la oficina donde trabajaba, pero gustoso respondió a esa llamada que llevaba esperando impaciente toda la tarde.

Hablaron poniéndose de acuerdo para verse un rato antes de que Jimin comemzara su turno en el antro.

Se vieron en un centro comercial, comieron algo y después degustaron un rico helado.

Hoseok le contó a Jimin todo lo sucedido con Yoongi la noche anterior, dejándole claro que no había pasado nada malo, le aseguró que habían quedado bien, y su amistad no se vio perjudicada en lo absoluto.

Jimin se quedó contento con esa explicación, y sintió como si un peso grande se fuera de su espalda, en cierta forma se sentía culpable, pues sabía que esos dos eran grandes amigos y no quería crear problemas entre ellos.

Salieron del centro comercial, el menor con un peluche de una ardillita en sus manos que Hoseok le había comprado antes de llegar a su cita, lo había envuelto en una caja forrada con un bonito papel decorado, quería darle algo a su chico, algo bonito y tierno y esa pequeña ardilla de peluche fue el regalo perfecto.

Caminaron un poco llegando a una pequeña plaza algo solitaria, se sentaron tomados de la manos.

-¿Te gustó tu regalo?

-¡si, me gustó mucho, Hoseok! -exclamó el menor dando un beso tierno en los labios ajenos.

-Que bueno, brujito.

-Ahora yo tengo que darte algo.

-No tienes por que hacerlo. -respondió besando el dorso de la pequeña mano.

-Pero quiero hacerlo. Espera...-Dijo soltando el agarre de su mano y dejando aun lado la ardilla de peluche. Llevaba una cadena y un dije con su inicial colgada al cuello, así que se la quitó, para ponerla al cuello del mayor.

-Pero, Jimin...amor, esto es tuyo, no tienes por que...

-Shhh...ahora es tuyo. Es mi inicial, quiero que la lleves siempre contigo. ¿Sabes? Llevo muchos años con ella, cuando la ví en el aparador de una joyería me gustó mucho, en ese entonces yo todavía estaba estudiando el bachillerato así que me sentí triste por que obviamente no podía comprarla, es de oro, así que costaba una fortuna para mi. Y entonces pasó un milagro.

-¿Un milagro?

-¡Si! Una vecina ocupaba que la ayudarán en su casa, ella había tenido un accidente en el cual había tenido fractura de una pierna y un brazo, entonces me ofrecí a ayudarla y me pagaría por ello.
Era una buena mujer, me dijo que era muy joven para trabajar, pero le dije que no importaba, que quería ganar dinero para comprarme ese dije. Entonces me propuso comprarme el dije y la cadena, a cambio de mi trabajo por un mes.

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