Capitulo 4

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El mayor carraspeó, no podía explicar esa emoción que sintió al tomar la pequeña mano de su nuevo amigo

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El mayor carraspeó, no podía explicar esa emoción que sintió al tomar la pequeña mano de su nuevo amigo.

Miraba esa hermosa sonrisa que aunque dejaba ver un poco su tristeza hacía que sus bellos ojos se achicaran formando una línea.

Soltó la mano contraria despacio, y metiendo sus manos a los bolsillos de sus jeans no dejó también de sonreír.

El más joven miró de nuevo hacia le hermosa vista que la naturaleza les regalaba, lo verde de los árboles ya se habían teñido de un rojo cobrizo al estarse metiendo el sol.

-Que bello lugar, parece mágico.

-Si, de niño yo imaginaba que era el hogar de duendes y hadas, de todo ser místico.

Jimin volvió su mirada hacia el más alto.

-¿Visitabas este lugar de niño?

-Si, con mis padres. Mi papá compró esta cabaña para mí.

-Oh, ¿Enserio?

El mayor asintió dibujando una sonrisa nostálgica mirando hacia el paisaje cobrizo.

Por unos minutos el silencio reinó entre ambos, ese momento se sentía cómodo hasta que Hoseok habló.

-¿Deseas tomar algo? Que tonto soy llegamos hace rato y he sido un descortés al no ofrecerte nada.

Jimin sonríe. -No te preocupes.

-Ahmm...tengo vino tinto y me parece que vodka también, o tal vez prefieras café helado, o quizá solo quieras beber agua...tu dime.

El pelinegro mostró de nuevo una sonrisa. -Un poco de vino tinto está bien, muchas gracias.

-De acuerdo, lo traeré. Permíteme.

-Si. Quizá..¿necesitas ayuda?

-Si, claro gracias.

Jimin siguió los pasos del mayor que entró hacia la cabaña, se quedó maravillado con la belleza de la propiedad.

Su mirada recorría cada espacio, admirando los muebles de estilo rústico que ahí se encontraban.

Mientras que el mayor se dirigió hacia un estante en dónde estaban dos botellas de vino tinto y una de vodka, había una tercera botella que casi no tenía ya licor al parecer era vino blanco.

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