¿Existe la casualidad? Llámalo destino, casualidad, Dios, como tú quieras. Pero el destino de cada individuo definitivamente está escrito y no hay nada ni nadie que lo pueda cambiar.
Ellos se encontraron en el momento justo, en el momento adecuado...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Hazlo...enséñame, bebé.
El mayor de los dos tenía su respiración agitada por la excitación que estaba sintiendo, en realidad era algo nuevo para él. Sus dos mejores amigos gays le habían contado de sus aventuras sexuales, pero jamás quiso saber de los detalles, los cuales ahora le hubiesen sido de mucha ayuda.
Pero eso en realidad no importaba. Sus labios estaban sintiendo los besos más apasionados que jamás hayan sentido en toda su vida. Esa lengua ajena dentro de su boca lo estaba volviendo loco. No, no era la embriaguez del vino lo que lo hacía sentir tan mareado, tan caliente, era ese hombre que apenas conocía, eran sus gruesos labios, sus pequeñas manos que traviesas se estaban adentrando por debajo de su camisa lo que lo estaba haciendo sentir en las nubes. Hoseok apretaba la diminuta cintura ajena acercándolo más a su cuerpo y de pronto su respiración se contuvo cuando sintió un bulto tocando el suyo. Ese bulto ajeno acariciaba el suyo por encima de sus jeans y no le disgustaba para nada, todo lo contrario, lo hizo jadear, y disfrutar esa corriente eléctrica que pasó por toda su espalda.
-¿Te gusta lo que estás sintiendo, Hoseok? -susurró mientras se movía de un lado a otro rozando su pene con el contrario.
-Si, si me gusta mucho.
Jimin con su mirada coqueta comenzó a desabrochar la camisa del mayor, sacando después esa prenda del cuerpo ajeno, mordió su labio inferior, deleitándose al mirar desnudo ese tórax y ese abdomen bien formado, su mirada recorría de arriba a abajo todo ese espacio y se detuvo en los pezones erectos del contrario. Ese pecho subía y bajaba con rapidez y eso le encantó al más bajo. Una de sus pequeñas manos paró en uno de esos botones cafés comenzando a acariciarlo.
-Hoseok...aún estamos a tiempo de parar.
-Nno...no quiero parar...por favor sigue...me estás volviendo loco Jimin.
El menor sonrió, besó los labios ajenos y mientras sus lenguas se enredaban su mano pellizcó uno de esos pezones haciendo jadear al más alto.
Después de eso Jimin se apartó unos centímetros y comenzó a desnudarse lentamente, quitando primero su camisa, siguiendo después con sus pantalones y mientras eso sucedía; Hoseok lo miraba anonadado, embelesado por esa belleza que se escondía bajo esa ropa.
De un momento a otro Jimin se encontraba desnudo por completo. Y sin pensarlo más se acercó al mayor besándolo nuevamente tan salvajemente, mordió los labios ajenos haciendo gemir al mayor que sin pensarlo quitaba su cinturón para así quitar sus pantalones.
Jimin lo detuvo. -Yo lo haré. -Hoseok asintió quitando sus manos. -Ahora, yo soy tu maestro, te enseñaré como hacerme el amor. -Hoseok se acercó sin poder evitarlo queriendo más besos de esos labios carnosos.
