¿Existe la casualidad? Llámalo destino, casualidad, Dios, como tú quieras. Pero el destino de cada individuo definitivamente está escrito y no hay nada ni nadie que lo pueda cambiar.
Ellos se encontraron en el momento justo, en el momento adecuado...
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Una semana después...
Para el joven pelinegro le había caído como anillo al dedo el que su jefe le dijera que se tomara una semana de vacaciones. Era día lunes y apenas iniciaban sus merecidos días de descanso, así que Hyori le preparó un delicioso desayuno.
Su móvil sonó por quinta vez en esa mañana, y por quinta vez no respondió a su esposo, decidió pasar el día tranquilamente asi que optó por desconectarse por completo de ese móvil y apagarlo. Pasó ese día, nadando en su piscina, viendo películas, en compañía de su querida Hyori.
Por la tarde durmió una siesta de casi dos horas, cuando salió de su habitación encontró a Hyori hablando por teléfono.
-No señor, ya le dije que no está. Si, seguramente su teléfono está apagado...está bien yo le daré su recado.
La llamada terminó y el chico abrazó a la mujer agradeciendo no pasarle al que aún era su esposo.
Hyori le comunicó al pelinegro que su esposo había estado llamando toda la tarde.
-Se escucha bastante molesto, porque le ha dejado no sé cuántos mensajes en su buzón de voz.
-No importa, deja que siga llamando. Ya se cansará. Tengo hambre. -dijo el menor tocando su estómago.
-La cena ya está lista.
-Entonces cenemos mi querida Hyori.
Los siguientes tres días fue lo mismo el esposo del pelinegro no dejaba de llamar, hasta que por fin decidió responderle.
-Está bien te veo mañana viernes.
El pelinegro estaba de compras para distraerse un poco, pero la decisión de aceptar ver a su esposo lo tenía bastante pensativo.
Había quedado de verse con sus amigos y cuando les contó de su decisión casi le tiraban el helado en la cabeza.
-¡No puedo creerlo!
-¡Ni yo! ¿Cómo que aceptaste verlo después de lo que te hizo? -reclamó el de cabello rubio.
-A ver, Tae y Kook. No estoy diciendo que voy a regresar con él.
El de cabello morado lo miró entrecerrando sus ojos. -Si te convenció para que se vieran, obviamente te va a convencer para que regreses con él.
-Eso no va a pasar. -negó el pelinegro.
-Pues eso esperamos. -espetó el rubio. -Sin embargo al final es tu decisión, pero ten en cuenta que esos tipos nunca cambian.
Por la noche al llegar a casa, el pelinegro contó lo sucedido a su confidente Hyori, la cual tampoco estaba de acuerdo. Pero finalmente le reiteró su apoyo.
