00.

664 54 13
                                    

NIALL.

-Hace once años-

—¡No estas haciéndolo bien, maldición!

Detuve un estremecimiento que amenazó con hacer temblar todo mi cuerpo ante la voz enojada de mi padre y levanté la escopeta, apoyándola sobre el tronco caído donde estaba escondido. El pequeño ciervo a unos metros de distancia ni siquiera se dio cuenta cuando apunte el cañón hacia él. No quería hacer esto, no quería matarlo, pero no tenía muchas opciones.

Sentí a Jonah temblar contra mi cuerpo, logrando que mi dedo dudara sobre el gatillo. Mi pequeño hermano solo tenía siete años recién cumplidos. Joder, él había festejado el haber visto a Bambi cuando vio el ciervo. Y ahora papá me estaba obligando a matar a un puto dibujo animado frente a él.

—No lo hagas, Ni —susurró su voz pequeña en mi oído—. No mates a Bambi.

—Cúbrete los ojos, Jonah. —pedí suavemente, sabiendo que si yo no lo hacía papá obligaría al pequeño a tomar la escopeta.

Los grandes ojos azules de Jonah se cristalizaron cuando se pegó más contra mi costado y cerro sus ojos fuertemente. Tomando un respiro, le di un vistazo a mi padre captando la mirada de desaprobación que estaba dedicándole a mi pequeño hermano. Jonah era él más débil de todos nosotros, había nacido antes de tiempo y aún seguía siendo muy pequeño para su edad. Papá siempre había dicho que sería débil cuando creciera. Y eso en el diccionario de el gran Robert Horan era malo.

Tomando un respiro, volví a concentrarme en el pequeño animal quien seguía comiendo sin percatarse de nada. Colocando mejor mi dedo sobre el gatillo, lo apreté rápidamente antes de arrepentirme. El sonido de la explosión del arma hizo eco en el bosque seguida por el llanto ahogado de Jonah contra mi brazo.

—¡Joder, deja de llorar! —papá lo arranco de mi lado antes de que pudiese hacer nada, sacudiendo su pequeño cuerpo con fuerza y logrando que llorara aún más fuerte—. ¡Te dije que dejarás de llorar!

—L-lo siento. —tartamudeo.

—Papá —intenté llamar la atención sin animarme a acercarme—. ¡Le haces daño, déjalo! ¡Papá!

—¡Cállate! —su mano impacto contra mi mejilla, sentí la sangre inundar mi boca dejando el fuerte sabor a hierro sobre mi lengua mientras caía sobre la fría y húmeda tierra—. ¡Deja de llorar, Jonah! ¡Los hombres no lloran, ¿entiendes?!

—Si, papi.

—Entonces, detente de una jodida vez. —gruño cerca de su rostro. Moviéndome rápidamente, evite que Jonah golpeara su cabeza contra el tronco caído cuando papá lo empujó hacia el suelo—. Iré por el venado, quédense aquí.

Lo observé alejarse hacia el lugar donde el venado muerto yacía antes de acercarme a Jonah y levantarlo, dejándolo sobre sus pies antes de limpiar su ropa y su rostro. Sus labios estaban cerrados y pálidos y supe por los hipidos que movían su cuerpo que estaba aguantando el llanto.

—Mírame, Joy —pedí, tomando su barbilla con mis dedos y obligándolo a mirarme—. Llorar está bien.

—Papá dijo que los hombres no lloran —hipo—. No debo llorar.

Me mordí el labio, mirando por donde mi padre se había ido—. Papá es un imbécil —aseguré—, llorar está bien, solo... no lo hagas frente a él.

—Tú nunca lloras, Ni.

—Si lo hago, Jonah, solo que no frente a ti —explique—. No quiero que te pongas triste por mí.

Su pequeña mano se levantó, acariciando mi mejilla suavemente—. No eres feliz aquí, ¿verdad, Ni?

—¡Niall, ven ayudarme aquí! —la voz de papá atravesó el claro logrando que me pusiera de pie de un salto.

Jonah miró el lugar de donde provenía su voz con miedo—. Todo está bien —susurré, dándole un guiño y una media sonrisa—. Solo quédate cerca de mí y no mires.

—¿Ni?

—¿Mmm? —miré el lugar donde estaba papá, controlando que no estuviese mirando antes de girarme a Jonah.

—Si algún día te vas... ¿me llevarás contigo?

Le sonreí—. Por supuesto, Joy, así sea dentro de una maleta, te iras conmigo.

Eso logró que la luminosidad en su aniñado rostro volviese mientras lo ayudaba a pasar sobre el árbol caído y nos dirigíamos hacia papá. Era una mierda saber desde ese momento que a veces las promesas no pueden ser cumplidas.

La locura de Niall |Niall/Dacel|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora