⎖ Capítulo 7

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«Dos orbes me observaban en la oscuridad, me encontraba en la habitación reposando en mi cama y veía esos ojos oscurecidos apuntando hacia mi dirección. No sabía qué sentir exactamente, no sabía si era miedo, emoción o deseo. Pero sentía mi cuerpo temblar bajo las sábanas.
Él se acercó a mi con cautela, como si fuera un animal salvaje intentando acorralar a su presa para tenerla en el lugar indicado y así poder devorarla. En este caso, yo era la presa. Yo estaba siendo acorralado. No podía ver su rostro porque la oscuridad era tanta que ni siquiera la luz de la luna podía alumbrar a la persona que me estaba acosando en la madrugada. Pero si podía definir su silueta, era un hombre, uno más grande que yo y no llevaba camisa o ropa alguna.
De pronto siento dos manos firmes apretandome los pies, tirando de ellos y levantando las sábanas. Se escondió bajo la fina tela y sus manos firmes recorrieron mis muslos, como si estuviera palpando la comida que pronto se iba a devorar. Por algún motivo, no podía emitir palabra, ni queja o ningún movimiento que me permita apartar a quel misterioso ser bajo las sábanas. Podía sentir su piel húmeda, sudada y pegajosa, sus ojos se asomaron bajo las mantas y unos mechones de cabello negro se cruzaron en su mirada. Esa mirada, única, atrapante y peligrosa. Si, había mucho peligro en su mirada. Era tan oscura como el abismo y te tentaba a querer saltar hacia él.
Pero había algo que contrastaba tan bien con su mirada, ese algo eran sus labios, rosados y dulces. Era un rosa tan pacífico que en ellos encontrarías el paraíso y si no lo encontrabas, te encaminarían hacia él.»

Desperté agitado y sorprendido. Había estado soñando. Esa mirada, ese hombre, esos labios. Todo aquello había sido tan solo un sueño.
Me apreté la frente con mi mano derecha y luego peiné mi cabello hacia atrás. Vivir en el palacio aún era de lo más misterioso y aunque hayan pasado más de dos meses, sigo sin sentirme parte de este lugar.


[...]


—¡Buen día Jimin! —Jungkook me saludó mientras bajaba por las escaleras, ya era costumbre para mi despertar antes que todos, excepto Jungkook, que al ser el mayordomo se despertaba antes y despertaba a todos para así comenzar el día. —¿Que tal el entrenamiento ayer?

—Buen día Jungkook. —Saludé —Estuvo... Interesante. El duque me retó a un duelo y por poco casi le gano.

—Veo que está más animado últimamente. —Pude observar una sonrisa en el rostro del mayordomo. —Es decir, lo he visto más veces desde tu llegada, de lo que lo he visto en todo el tiempo que llevo trabajando aquí.

—¿Trabajas desde hace mucho aquí?

—Desde que la esposa del Duque falleció. —Dijo acomodando sus guantes —Él despidió a todo el personal cuando ella murió, es por eso que todos los que trabajamos aquí somos bastante jóvenes.

—¿Y eso por qué? —Pregunté mientras analizaba lo que Jungkook acababa de decirme.

—Pues, no lo sé. El duque simplemente tomó muchas decisiones drásticas cuando ella murió. —Me miró y apretó sus labios. —Uno nunca sabe como va a reaccionar alguien ante el dolor.

—Eso es verdad. —Seguimos bajando juntos por las escaleras hasta que llegamos al salón. —No quiero ser entrometido, pero todo lo que ocurre en esta casa me llama la atención.

—Te entiendo, bueno... Después de unos meses de trabajar aquí terminarás descubriendo que los secretos que oculta esta casa, es mejor no saberlos.

—¿Por qué? —Sus palabras alimentaban mi curiosidad.

—Es muy triste... —Soltó un bufido. —No soy quien para contártelo, pero la vida del duque fue muy triste. Es por eso que todos nos acostumbramos a no molestarlo y a dejarlo tranquilo. Todos intentamos darle el mínimo problema posible.

❝Metanoia❞ ﹙Yoonmin﹚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora