⎖ Capítulo 9

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YOONGI
(punto de vista)



Me repetí toda la mañana lo mismo.
Tengo que salir, tengo que salir, tengo que salir.

No controlé la cantidad de tiempo que he estado encerrado en mi despacho, leyendo el papeleo, las cartas que me enviaron las personas del pueblo, las invitaciones a bailes que aún no entendía por qué seguían llegando cuando les había dejado claro a todo el mundo que no asistiría nunca más a esas reuniones superficiales en dónde todo significaba buscar pareja o cerrar negocios. No me interesaba agradarle a la sociedad, todos ellos me recordaban a Evangeline, cómo fingía ser alguien que no era y cómo todos le creían el cuento.

Y ahí estaba yo, abriendo la puerta de mi despacho. Me encontré con Taehyung, mi guardia, en la puerta. Este saludó recordándome la hora que era y caminó unos pasos detrás de mi. Estaba muriendo de hambre, podría haber pedido que me trajeran la cena, así como tomé el desayuno, almuerzo y merienda en mi despacho. Pero me había propuesto salir al menos una vez y estaba cumpliendo con ello.

—Voy a cenar en la mesa con los demás hoy, avísale al cocinero.

Mi guardia asintió e hizo lo que le pedí, mientras él se encaminaba hacia la cocina, yo observaba el ridículo cuadro al final de las escaleras. Me quedé unos segundos parado observándolo, lo detestaba, lo odiaba. El rostro de esa mujer que tan miserable me había hecho sonreía con un atisbo de inocencia. ¿Por qué aún no lo había quitado? ¿Por qué simplemente no había refaccionado toda la casa para que cada rincón no me recuerde a ella? Pues porque ella me había dejado muy claro que todo este palacio era suyo y que sin importar lo que yo hiciera, jamás sería mi hogar.

«Vivirás y morirás sólo, sin amor»

Me dijo antes de morir. Por mucho tiempo lo creí, lo sigo haciendo de vez en cuando. Detesto darle la razón.

—¿Cenará con nosotros esta noche Duque Min? —Lo escuché decir con aquella voz suave. Sabía que me había pescado mirando el cuadro y me preguntaba qué cosas pensaría.

—Así es. —Aparté mi mirada del cuadro para posarla en el rubio a mi derecha, que también observaba el cuadro.

—Era bellísima. —Susurró. Desearía no haberlo escuchado.

—Como una fruta, podrida en el interior. —Comencé a bajar los escalones, dejándolo atrás. El tutor había caído en la farsa de Evangeline incluso sin estar ella presente. No podía creer que su presencia me seguía atormentando después de tantos años muerta.

August se hallaba sentado frente a la mesa. Los cubiertos ya estaban colocados perfectamente, uno a cada uno de mis lados y el mío en el extremo de la mesa. No pasé por alto la sonrisa de August al verme, algo se estrujó en mi pecho cuando noté la emoción en sus ojos.

—Hola papá. —Su voz fue una caricia en mi pecho.   

—August. —Lo miré y luego noté cómo llegaba el tutor, me miraba con una expresión curiosa, posiblemente lo que le dije en las escaleras le había dado mucho que pensar y más seguramente estaría buscando la forma de irritarme buscando y averiguando por su cuenta.

—Hoy estuvimos jugando a la pelota. —Habló August otra vez, pero me miraba sólo a mi, podía notar como le emocionaba contarme de su día incluso aunque no le haya preguntado nada. —Resulta que soy muy bueno pateando con la izquierda.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2023 ⏰

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