El tiempo pasaba y a medida que lo hacía aquellas dos que un día fueron una sola, hoy eran dos desconocidas que lloraban en el silencio de sus habitaciones, una por matar un amor que sin querer surgió, y otra por recién descubrir ese sentimiento al que día a día dió pie a suceder.
Daniella: Ya no puedo más, me va a volver loca estar lejos de ella
Daniel: Efectivamente, te está volviendo loca estar sin ella
Daniella: Daniel, como entraste?
Daniel: La puerta estaba abierta
Daniella: No se dónde tengo la cabeza
Daniel: Te lo recuerdo? (arqueó una ceja)
Daniella: No (sonrió) como está ella?
Daniel: Mal, sigue llorando todos los días, jamás la vi así, ni cuando peleaba con Manuel
Daniella: Le estoy haciendo mal (sollozó)
Daniel: Se están haciendo mal las dos, una lejos de la otra
Daniella: Y yo con que cara me acerco a ella ahora? Después de que le dije que la veía solo como una amiga
Daniel: No se porque hiciste eso, pero bueno todos cometemos errores y creo que aún están a tiempo de arreglar las cosas
Daniella: Estás seguro?
Daniel: Ve por ella
Daniella: Está en tu casa?
Daniel: No, está en el bar de Regina
Daniella: Pásame la ubicación, mientras me voy alistando
Daniel: Ya mismo te la envío, y cierra la puerta al salir
Dani se alistó lo más rápido que pudo y tomó rumbo al bar, a medida que se iba acercando a su destino las manos comenzaban a temblar sudorosas, su pulso se aceleraba y los pensamientos llegaban de golpe. Al llegar al lugar, tomo una fuerte bocanada de aire y entró en busca de su Gaby.
Regina: Ya para con el alcohol
Gabriela: Déjame
Olivia: Gabriela llevas más tragos que yo
Gabriela: Eso es bueno (se rió)
Camila: Ya te quiero ver reír así mañana
Gabriela: Mañana no voy a reír, voy a llorar por ella
Daniella: Se puede saber por quién va a llorar usted señorita?
Gabriela: Daniella