De noticias inesperadas

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Niall no supo de dónde demonios saco las fuerzas necesarias para continuar en pie.

Su madre solía decirle que siempre fue un luchador. Desde muy pequeño, demostró una gran voluntad para las cosas y jamás se rendía, aún cuando la situación parecía totalmente irrealizable. Una vez, cuando tenía apenas cinco años, su adorado perrito enfermó. Lo llevaron al veterinario, y este les dijo que parecía de un tumor maligno e irremovible en la boca, algo que eventualmente le impediría comer, y le terminaría matando. El veterinario también les dijo que no tendría más de un mes de vida restante, pero Niall no le creyó. No creyó que su perrito se fuera a morir, tenía la esperanza de que se iba a curar, y que dejara de existir le parecía imposible. Cuando este empeoro aún más, su padre quiso que le sacrificaran porque supuestamente sufría, pero Niall se interpuso firmemente, y no dejo que lo tocaran, pues él prefería que sufra, por cruel que suene, a que este muerto. Aún quedaba una última gota de esperanza en su interior, la esperanza de que algo milagroso le salvaría. Pero claro, eso no lo salvo. Ese fue el día en el que Niall se dio cuenta de que la vida era un asco.

Dos años después, y con siete años recién cumplidos, su madre murió, y ya pensaba que el mundo era un lugar miserable y cruel. Había sufrido tanto en su corta vida, que juro nunca dejar que los sentimientos le dominen de nuevo. Había cumplido muy bien su tarea durante once años, ahora, con casi diecinueve, estaba comenzando a dudar de su capacidad para hacerlo, pues estaba sintiendo cosas que no debería.

Llegó tambaleándose a la recepción.Su cabeza le palpitaba y le daba vueltas.Una sensación incómoda y molesta crecía cada vez más en su estómago. Estaba empapado en sudor y temblando; se sentía débil y cansado, como si hubiera corrido un maratón.  Sus piernas simplemente no le respondían. Iba a desmayarse o morirse en cualquier momento, estaba seguro.

Logró divisar a Jane, la asistenta de su padre en su usual puesto detrás de su escritorio. Está levanto la vista cuando lo vio entrar en ese fatal estado. Se levantó y rápidamente corrió hacia él.

"¡¿Niall?!"

"Jane." Niall cayó con un golpe duro al suelo.

"¡Dios mío!" Jane estaba pálida e histérica, tanto como nunca antes la habia visto Niall. "¿Qué te ocurre?" Intentó ayudarlo a levantarse, pero fue inútil. Niall no era muy pesado, pero Jane simplemente no tenía la fuerza para hacerlo.

"Yo... yo lo..." Le costaba hablar; su boca estaba seca y no lograba coordinar bien las palabras.

"¿Qué? No sé lo qué quieres decir."

"Yo... yo..."

"Iré por ayuda, todo estará bien, Niall." Jane se dispuso a levantarse, pero Niall la tomo del brazo.

"No." Le susurró. "Yo lo amo, Jane." Ya no podía negarlo más. Se había enamorado de su antítesis, su adversario, su rival, o como se quiera llamarlo. Se había enamorado de un ser que debía ser su enemigo por naturaleza. Seres que siempre había creído que eran malignos y sanguinarios, pero al conocer a Harry, eso cambio. Habia visto que en realidad si podían amar después de todo, y que conocían lo que significaba una familia. Amaba a Harry. Y ya no podía ocultarlo más.

Jane frunció el ceño. "¿A quién?"

"A... Harry."

Fue lo último que logró decir antes de que todo se volviera negro.

"¿Tendré que repetirlo de nuevo?" Bobby exigió.

Liam no dijo nada.

Bobby suspiro. "¿Sabes lo que ocurre con los que no cooperan?"

Liam levanto la cabeza, y le dedico una mirada de puro odio. "¿Les hablas hasta pudrirlos con tus tonterías?"

Mi alma gemela {Narry Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora