Me van a tener que saber perdonar por empezar otra historia sin aún terminar las otras dos.–¿Thomas no cenará con nosotros esta noche? –Rosie estira los cordones de la gorra de su sudadera rosa hacia adelante y después se mete uno a la boca para masticarlo. Me recrimino por haber dejado que mi ex se involucrara tanto con mis hermanitas y le sirvo pasta ignorando su pregunta, es la primera sentada en la mesa y es la primera en notarlo, pero no puedo culparla.
–No puede venir hoy. –le digo evitando sus ojos oscuros y curiosos, Megan, la hermana del medio, aparece desde el pasillo y se quita los audífonos antes de sentarse. Agradezco que no haya escuchado a Rosie, pero no tarda en notar que sólo hay cuatro puestos en la mesa.
–¿Y Thomas? –dice haciendo una mueca, como si le desconcertara tanto que él no estuviera aquí, pues a mi mucho más. Aprieto los labios ignorándola.
–Parece que no puede venir hoy. –le dice Rosie justo antes de llevarse una porción de spaghetti a la boca. Papá se sienta en la cabecera y termino de servirle para finalmente sentarme a su lado.
Suspiro tratando de estar tranquila e ignorando el hecho de que Thomas acaba de cortarme hace dos horas cuando me trajo a casa desde la biblioteca. Una relación de 4 años que terminó yéndose al carajo, o así lo quiso él, que tomó la decisión.
–¿Dónde está Thomas? –dice papá mirándome. Yo no quiero llorar, no lo hice cuando él me lo dijo y tampoco cuando lo vi soltar algunas lágrimas mientras me agradecía por todo lo que habíamos vivido juntos. Lo peor de todo, es que no había hecho nada para que lo odiara y no podía odiarlo simplemente por no querer estar conmigo.
Papá frunce el ceño y asumo que repara en mi expresión adolorida. Le agradezco en silencio que no diga nada, pero Megan se adelanta y lo descubre sólo con observarnos.
En estos momentos, quisiera que fuera una adolescente indiferente, de esas que no están en sintonía con lo que está ocurriendo en la mesa, pero es todo lo contrario. Sus ojos se abren de par en par hacia mí.
–¿Thomas terminó contigo?
Mi mandíbula se tensa involuntariamente y exhalo aire sin querer, llevándome los dedos al puente de la nariz le digo que sí, hace dos horas. Rosie se lleva ambas manos a la boca.
–Pero Agnes, ¿qué le hiciste?
–¡Rosie! –la repara Megan a su lado. Nunca pensé que iba a terminar hablando de mi ruptura con mis hermanitas de 8 y 15 años, a mis casi 30, mientras aún vivo en casa de mis padres.
–Niñas... –dice papá con toda tranquilidad. Cruza sus manos apoyando los codos en la mesa y yo me recargo hacia atrás en la silla ¿cuánto logré ocultarlo? ¿tres horas? ¿qué esperaba? –No se metan en cosas de adultos.
–Pero Thomas era muy bueno con nosotras. –reclama Rosie y sus coletas se mueven cuando niega con la cabeza, indignadísima, casi me hace reír. Es tragicómico. –Agnes siempre lo arruina todo.
–Oye. –le lanzo una mirada severa y ella se endereza en la silla, no me responde. –Yo no le dije que se fuera.
–Seguramente se aburrió de ti.
–Rosie, es suficiente. –dice papá desde su lugar y sujeta mi mano sobre la mesa, me guiña un ojo antes de ponerse serio. –No hagas como que no sé que no has terminado tus deberes señorita.
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Y O U [Pedro Pascal] TERMINADO
Fanfiction-¿Te vas a subir a la camioneta conmigo? -Absolutamente no.