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—¡Pues estupendo!—di mi último grito antes de salir de mi hogar, dejando a mis padres con la palabra en la boca—. Lo que me faltaba, un matrimonio arreglado.

Estaba furiosa, mis padres habían decidido que me casaría con el hijo de Tonowari, jefe de nuestro clan, ya que este le sucedería y el líder pidió mi mano para ejercer los cargos de Tsahìk.

Aunque no eran mis dotes de comunicación con Eywa en lo que se había fijado el líder, de hecho, no tenía ninguna formación especial al respecto. Lo que le había cautivado, dicho por palabras propias del mayor, era mi destreza y fortaleza como guerrera. Afirmó que era la más joven y de los mejores entre los guerreros del clan, eso me enorgulleció.

Pero odiaba la idea de casarme con alguien tan irritante y creído como Aonung.

—¿Ya os lo han anunciado?

Sentí un leve tic inconsciente en el ojo derecho. Justo cuando estaba teniendo los pensamientos más negativos sobre él me lo tenía que encontrar, era un momento perfecto. Encima con esa estúpida sonrisa y sus brazos cruzados como si la cosa no fuese con él.

—Te agradecería que salieras de mi vista en estos momentos.

—Oh—se acercó dando un saltito y riendo con diversión—. ¿Qué hará la gran guerrera—acercó su rostro al mío— y ahora futura Tsahìk?

—¡Te voy a...!—mis palabras se vieron interrumpidas por el sonido de la corneta que avisaba llegadas a nuestras tierras.

—¡Ups!—levantó sus brazos—. Demasiado lenta.

—¡Serás...!

Traté te atraparle, pero logró escabullirse para comenzar a huir haciendo que le siguiera el paso con el fin de conseguir mi objetivo. Por desgracia le perdí el rastro cuando se adentró entre la gran multitud que rodeaba algo.

—¿Qué demonios está pasando aquí?—comencé a apartar al resto para hacerme paso.

Finalmente llegué a lo que rodeaban, se trataba de una familia Na'vi, a juzgar por su aspecto eran del bosque, por lo que me dio más curiosidad saber la razón de su llegada.

Conseguí divisar a Aonung, parecía estar molestando a los hijos varones, así que me acerqué para golpear su mano antes de que hiciera de las suyas.

—Para—le fulminé con la mirada—. Es normal que sus colas sean diferentes a las nuestras, skxáwng.

—Tranquila—levantó sus manos en señal rendición—. Aprovecha ahora que puedas tratarme así antes de ser mi esposa—dijo con burla haciendo reír a Rotxo.

—¡Ni se te ocurra repetirlo!—advertí llevando las orejas hacia atrás y enseñando mis colmillos.

—Chicos, calma.

Mi cuerpo se relajó al escuchar la melodiosa voz de Tsireya, la única capaz de mantener al margen a Aonung de mí. Y así fue después de darle una mirada de advertencia a su hermano y dedicarme una pequeña sonrisa.

—Gracias—suspiré—. Vaya, ahora me siento avergonzada—dije mirando a los hermanos Na'vi del bosque—. Siento mucho mi comportamiento, no habré causado una buena primera impresión.

Uno de ellos se rió por mis palabras mientras el otro parecía embelesado con mi amiga.

—Disculpa—carraspeó el chico, dejando de reír al ver mi cara de desconcierto.

Abrí la boca para hablar, pero la voz demandante de Tonowari me opacó. Al parecer la familia venía buscando hogar en el arrecife, y él junto con Ronald aceptaron a cambio de ser útiles en el clan.

—Mis hijos os enseñarán las costumbres—sus ojos pasaron rápidamente sobre mí —. Nuestra gran guerrera más joven, Korhal, tampoco tendrá problema en ayudar.

No podía objetar al respecto, mis padres me matarían si le hiciera eso al gran líder, así que me limité a sonreír.

—Será un placer.

Los chicos de antes me miraron con asombro, casi como sus padres y sus hermanas.

Ya lo tenía mentalizado, y es que mi día no podía ir a peor.

Tomé equipaje de los Sully (así creo que se llama la familia por lo poco que había oído de la conversación) y les acompañé hasta su nuevo hogar.

—Korhal, ¿verdad?

Miré de reojo al Na'vi que anteriormente se había reído de mí. Entrecerré los ojos unos segundos antes de asentir levemente.

—Yo soy Neteyam, un placer—extendió su mano.

—Te veo, Neteyam primogénito de Toruk Maktorealicé la acción respectiva de respeto con mi mano.

Tras analizar al padre de cerca junto con el apellido Sully, caí en cuenta de algo, recordando las increíbles hazañas sobre los Na'vi del bosque que me contaban de pequeña, esas protagonizadas por un valiente guerrero venido del cielo.

—No hace falta que seas tan formal—sonrió.

No dije nada más hasta llegar al nuevo hogar de los Sully, avisando que su formación comenzaría de inmediato con una pequeña prueba de buceo.
El padre, Jake Sully, me agradeció por las molestias otra vez y confirmó que sus hijos estarían en la orilla lo antes posible.

Salí de ahí con mi corazón a cien pero con la misma expresión neutra. No podía creer que el gran guerrero Na'vi venido del cielo y al que tanto admiraba hubiera agradecido mis acciones.

Una vez todos los hermanos Sully reunidos, Tsireya, Aonung, Rotxo y yo nos lanzamos al mar, invitándoles a entrar con nosotros y seguirnos el ritmo, cosa que pareció complicarse.

Tsireya les hacía señas para que bajaran con nosotros tas haber tomado aire después de un corto tiempo dentro del agua, pero tampoco sabían leer las manos. Y volvió a suceder, esta vez aguantando menos la respiración los hermanos volvieron a la superficie en busca de oxígeno.

—¿Están bien?—preguntó mi amiga sacando la cabeza del agua.

—Vais muy rápido, esperar—se quejó la más pequeña, Tuktirey.

—Tampoco entendemos lo que nos decís con las manos—habló Neteyam.

Aonung me señaló con la cabeza haciendo que le insultara con un tono audible solo para nosotros, cómo no, se rió de mí.

—Bien, yo me encargaré de enseñaros eso—dije a regañadientes.

—Está bien, chicos, ¿por qué no vamos con los ilus?

—Me perece bien—asentí de inmediato.

—Ya has emocionado a la pequeña guerrera—dijo Aonung burlón y acariciándome la cabeza.

—Calla—gruñí apartándome con violencia.

Bajo las atentas miradas de los hermanos Sully, nos encaminamos de nuevo a la orilla.

—Así que te casas—habló Neteyam detrás de mí, tratando de seguir mi ritmo —. En ese caso, felicidades.

—¡No me caso!—arrugué la nariz—. Mucho menos con un cretino como él.

—¿Entonces...?

—Es una matrimonio arreglado sin sentido. No tiene mi consentimiento, así que no, no me caso.

—Ya veo—murmuró.

—Y ahora guarda tus fuerzas o morirás ahogado antes de llegar a la orilla.

—Sí, señora.

Le miré desconcertada, sin embargo, las ganas de reírme por su formalidad tan repentina y viendo que parecía ir enserio no pudieron evitar aparecer.

QUE EYWA GUÍE NUESTROS CORAZONES [] NETEYAM X LECTORA []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora