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—¿Qué tal si vas con Minnie? — preguntó su hermana adoptiva, Miyeon, quien se encontraba recostada sobre una de las dos literas en la parte superior mientras jugaba al Clash Royale en su teléfono.  —Es linda.

—Sale con Yoon, además, ¡Es mi jefa! ¿Como crees que haría eso? — se negó de inmediato mientras arrugaba su nariz. —¿Negro o rojo? — preguntó colocando dos suéteres frente a ella, mirándolos con nada más que indecisión.

—El rojo dice que eres sexy y atrevida.  — respondió otra de sus hermanas adoptivas, Soojin, quien estaba recostada sobre la parte superior de la otra litera con una laptop sobre sus piernas.

—Pero el negro dice que eres una chica ruda y vas trabajar a un estudio de tatuajes, así que supongo que eso es lo que intentas aparentar. — aclaró una de mis hermanas menores, Shuhua. Estaba recostada al lado de Soojin, con su vista fija en la pantalla del computador.

—Supongo que me voy por lo seguro. — decidió mientras se sacaba su camiseta, buscando el atuendo adecuado.

—Puedes ir con Chungha. — sugirió Miyeon.

—Fue mi novia hasta hace cinco meses, Miyeon. No creo que quiera acompañarme a una fiesta solo para que puedas salir con Sana.

—Vamos, por favor. — suplicó haciendo un puchero.

—Puedo ir. — terminó cediendo. —Pero definitivamente no con Chungha. Tendrás que buscar a alguien más. — agregó.

—¿Por qué no Jackson? Es gay, se llevan bien y estoy segura de que se alejara de ti en cuanto vea la gran cantidad de chicos que habrá allí, te abandonará en menos de cinco minutos. — carcajeó.

—Tendrás que hablar con él. — aceptó encogiéndose en hombros mientras se colocaba torpemente el sueter negro y se situaba frente a un pequeño espejo tras la puerta, lista para maquillarse tal y como una tatuadora debería hacerlo.

—Eres la mejor hermana adoptiva del mundo, Soyeon. — exageró sin mirarla.

—¿Qué hay de mí? ¡También soy asombrosa! — gritó la pequeña Shuhua desde su lugar.

—Lo eres, pero cuándo te pedí que me acompañaras te negaste y dijiste que jugar videojuegos en el teléfono junto a Soojin. — reclamó.

—Eso es porque jugar videojuegos junto a mi es todo lo que está bien en esta vida. — presumió acurrucándose con Soojin, una leve sonrisa decorando sus labios.

—En realidad es porque la novia de Miyeon me da miedo...— confesó Shuhua.

—¡Shuhua! — reclamó Miyeon.

Soyeon rió desde su lugar y se dio unos últimos toques de oscuro delineador antes de pasar a los labios.

—¿Qué vas a tatuar hoy, Soyeon? ¿Traseros o algo así? — preguntó Miyeon.

—No lo sé. — respondió mirando a su distraída hermana adoptiva por el reflejo del espejo.  —Tengo un par de citas con unos hermanos que quieren los nombres de sus padres en las muñecas y una anciana que quiere una mariposa en su flácido pecho derecho, pero los demás tatuajes... supongo que será una sorpresa.

Se miró en el espejo. Lucía demasiado pálida, con los labios excesivamente negros y tenía mucho delineador, pero eso la hacía ver como una chica misteriosa y oscura, y se supone que es así como lucen todos los tatuadores. Haría que lo fuera posible para pasar desapercibida de los ojos de posibles clientes que quieran juzgar su trabajo debido a su apariencia.

—Casi logras atemorizarme vestida así, Soyeon. — se burló Soojin.

—Casi.  — resaltó con una sonrisa mientras intentaba terminar de maquillarse.

𝐋𝐚 𝐓𝐚𝐭𝐮𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐋𝐢𝐛é𝐥𝐮𝐥𝐚𝐬 » ʏᴜʏᴇᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora