Capítulo 5

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Los personajes son de Naoko Takeuchi y de Cartland Barbara, la historia es fines de lucro y sin ofender a nadie es solo por diversión.

Capítulo 5

Mientras cabalgaba al lado del rey, Serena pensó que nunca en su vida había sido tan feliz. Por primera vez montaba un caballo del tipo que su madre le describiera con tanta frecuencia: un brioso pura sangre, que respondía al menor movimiento de la mano.

La nieve, en la cumbre de las montañas, brillaba contra el claro azul del cielo y la hierba que cubría las estepas por las que cabalgaban estaba llena de flores silvestres.

Era una vista tan encantadora, tan llena de colorido, que Serena pensó que no había artista viviente que pudiera hacerle justicia.

Era también un placer indescriptible estar sola con el rey.

Traían, en realidad, una escolta montada, pero los cuatro jinetes que los acompañaban se mantenían a cierta distancia y a Serena no le costaba trabajo olvidarse de su existencia.

En los últimos días le había sido casi imposible estar a solas con el rey, debido a las numerosas tareas pendientes.

Después del accidente ocurrido al niño cuando salían del Parlamento, habían ido a visitarlo a su casa, por sugerencia de Serena, para informarse sobre su salud.

Fue una excusa que hizo posible que el rey viera una parte de la ciudad que nunca había visitado antes.

Cuando recorrieron las angostas y sucias calles ocultas tras la fachada de los soberbios edificios erigidos por el Primer Ministro,

Serena comprendió que el rey estaba impresionado y escandalizado.

Había casas que parecían a punto de venirse abajo; atarjeas abiertas y una escasez considerable de bombas para que la gente obtuviera agua, como los propios habitantes les explicaron en respuesta a algunas preguntas.

La madre del niño herido vivía en una sola habitación de una casa en ruinas en la que habitaban otras treinta personas. Era notorio que todas ellas llevaban una existencia miserable.

El rey y Serena dejaron algunos regalos y dinero y cuando se dirigían de regreso al palacio, ella observó en él una expresión decidida que no había visto antes.

Había anunciado a la prensa, el día anterior, que pensaba establecer un "Fondo del Rey" y que usaría el dinero para aliviar la miseria del pueblo y mejorar las condiciones de la vivienda.

Más tarde, Serena había reído con él al recordar la expresión de los periodistas mientras el rey hablaba.

– Te miraban con los ojos muy abiertos – comentó ella – ¡Por momentos pensé que se les iban a saltar los ojos de las órbitas!

– ¡Es una pena que no te hayan preguntado nada sobre tu trousseau! – exclamó el rey en tono de broma.

Esto no era de sorprender porque, como habían esperado, el director de La Voz del Pueblo bombardeó al rey con preguntas y no estaba, por supuesto, interesado en el punto de vista femenino.

Los diarios, aun los convencionales manejados por el gobierno, llevaban encabezados que Serena estaba segura que enfurecerían al Primer Ministro.

LA PRINCESA QUE SE PREOCUPA, la habían llamado con grandes titulares refiriéndose a su comportamiento con el niño herido.

¡EL REY INTENTA HACER QUE LAS COSAS SE MUEVAN!, decía otro encabezado al día siguiente.

Todo era muy emocionante y a Serena le hubiera gustado disponer de más tiempo a solas con el rey, para discutir con él cuanto había sucedido.

La Novia SustitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora