Capítulo 6

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Los personajes son de Naoko Takeuchi y de Cartland Barbara, la historia es fines de lucro y sin ofender a nadie es solo por diversión.

Capítulo 6

Cuando se dirigía hacia la catedral, en medio de las desbordantes manifestaciones de entusiasmo de la multitud, que la vitoreaban a ambos lados de la ruta, Serena sentía no sólo que estaba viviendo un sueño, sino que debía hacer algo para detenerlo.

A cada momento, antes de salir del palacio hacia la iglesia, esperaba ver aparecer a Mina.

Tres veces envió a una doncella a preguntar abajo si no había llegado a buscarla "una dama de Inglaterra".

La respuesta, en cada ocasión, había sido negativa, de modo que no pudo hacer otra cosa que permitir que Molly la vistiera con el hermoso traje de novia, bordado de brillantes, que venía en el equipaje de Mina.

Comprendió que Mina debía haberlo comprado en París, con la intención de llevarlo a Ohzora, donde, según había comentado el embajador de ese país, que estaba ahora sentado junto a Serena, se planeaba celebrar el matrimonio.

– No sé qué va a decir Su Alteza el Archiduque – repetía una y otra vez el embajador, con su voz de acento alemán – Me culpará por toda esta absurda precipitación, Mein Prinzessin y, ¿qué puedo contestarle?

– Debe decirle la verdad, Herr Winhofenberg – contestó Serena cuando logró concentrarse lo suficiente para escuchar lo que el hombre estaba diciendo.

Ella sólo podía pensar en esos momentos que iba a casarse con el rey y que estaría aún a su lado algunas horas más.

Las multitudes la estaban aclamando espontáneamente y Serena sabía muy bien que ello se debía, no sólo a la nueva popularidad del rey, sino a la suya propia.

La multitud llevaba en alto numerosos carteles que decían: ¡A ELLA LE IMPORTAMOS! ¡DIOS SALVE A NUESTRA REINA, QUE NOS QUIERE!

Los miles de niños alineados a todo lo largo de la ruta arrojaban flores hacia su carruaje, sin duda alguna instigados por sus padres.

Los diarios habían prestado mucha atención, en los últimos días, a la noticia de que se construiría un hospital para mujeres y niños, y casi había dejado en segundo plano el asombro causado por la reducción de impuestos decretada por el rey y por su promesa de ayudar a la industria.

"A pesar de lo poco que he podido hacer en este breve lapso de tiempo, he podido, al menos, volver a unir al rey con su pueblo", pensó Serena.

Esa idea dio paso a otra. Fue como si una voz le preguntara: "¿Y qué me dices de ti?, pero ella sabía demasiado bien la respuesta a eso.

Aunque se casara con él, pensó, eso no cambiaría la situación. En cuanto Mina llegara ocuparía en seguida el lugar que le pertenecía.

– Este entusiasmo es muy satisfactorio, Mein Prinzessin – murmuró el embajador de Ohzora, cuando las multitudes se hicieron aún más compactas al llegar a las calles centrales de la ciudad.

En aquel momento Serena vio en el muro de un edificio sin ventanas un enorme cartel.

Tenía pintada a una mujer vestida con una corta falda de campesina, que levantaba una pierna y echaba el cuerpo hacia atrás en una actitud de completo abandono.

En la parte superior del cartel Serena leyó: VENGA A VER A SETSUNA, EN LAS FOLLIES DE MOLNAR.

Serena se quedó mirándolo y, por un momento, la sonrisa que iluminaba su rostro desapareció.

¡Así que ésa era Setsuna!

En esos últimos dos días de dramáticos acontecimientos, casi se había olvidado de ella y de sus relaciones con el rey.

La Novia SustitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora