Capítulo IV:
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MUÑECAS ROTAS
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Son negocios, muñeca.
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Sasuke.
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―¿Acaso eres un psicópata?― Me preguntó la pelirrosa desde el asiento del acompañante.
Yo sonreí de lado.
―Si lo fuera. No te lo diría― Murmure con una media sonrisa arrancando el coche.
― ¿Vas a violarme y a matarme?― Mencionó divertida.
No parecía asustada de que fuera un asesino.
―¿Acaso no tienes una novia, esposa o alguna mujer?― Preguntó con una sonrisa y clavo sus grandes ojos verdes en mi.
¿Por qué preguntaba tanto? La ignoré el resto del camino y en veinte minutos ya estábamos ingresando al ascensor de mi edificio. Ella se apoyo contra el espejo y me miró. Estiro su brazo sonriendo de lado y presionó el botón para detener el ascensor.
―¿Qué haces? Aún no hemos llegado― Comenté intentando presionar el botón del ascensor a mi piso.
Ella solo largo una risita y se acercó despacio a mí deteniendo mi mano antes de apretar el botón.
―¿Nunca lo has hecho en un ascensor? Es muy excitante― Susurró apoyando sus manos sobre mi pecho.
Ese olor a cerezas solo hizo que me excitara aún más. La tome de la nuca para besarla y la apreté contra el espejo del ascensor. Agradecí que no hubiera cámaras allí.
Ella deshizo el nudo del abrigo y este cayó al suelo. El vestido casi transparente dejaba ver la ropa interior de encaje color rosa. La di vuelta y la presione contra el espejo mientras me restregaba contra su trasero. Ella gimió muy fuerte. Estaba seguro que en algún momento nos escucharían.
―¿No me contestaste?― Me dijo mientras apoyaba la mejilla derecha contra el espejo, yo apreté mis manos en su cadera embistiéndola con la ropa puesta.
―No, es mi primera vez― Susurre.
Ella lanzó una risa baja mientras frotaba su trasero contra mi erección. Saqué el preservativo del bolsillo y se volteo para besar mi cuello y aflojar mis pantalones. Sentí su mano sobre mi miembro y me masturbo unos segundos antes de ponerme el preservativo.
La tome de la cintura, ella envolvió sus piernas en mi cadera y la penetre con fuerza. Clavo sus uñas en mi cuello y me beso. La embestí con fuerza hasta hacerla gritar de placer y nos bajamos del ascensor aún besándonos. Ella llevaba el abrigo desprendido mostrando toda su ropa interior, por suerte no había nadie en el pasillo.
―Espera― Le ordene abriendo la puerta.
Ella lanzo una risa baja. La tome de la cintura y la obligue a entrar. La puerta se cerró de un portazo retumbando por todo el departamento.
―Ah― Gimió con fuerza cuando la penetre contra el sillón.
Ella enredo sus piernas en mi cadera y el sillón se movió unos centímetros de la fuerza con la que la embestía.
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Muñecas rotas.
RomanceMañana es el cumpleaños de mi sobrino y quiero que seas su regalito. Feliz cumpleaños, Sasuke.