8- Verano Fugas

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Las explicaciones que Harry tuvo que darle a la familia de Daphne fueron bastante evasivas, al padre de Daphne no parecía agradarle la idea de que un niño, conveniente, él niño que vivió, fuera el que convenientemente supiera de un ritual para deshacer una maldición de sangre, pero para este punto, estaban desesperados.

Harry se estableció en la sala de la mansión Greengrass, para el ritual, empezó con un símbolo pintado en el piso con el veneno de Basilisco, mientras pintaba murmuró él encantamiento griego una y otra vez, Astoria estaba sentada en el medio, mientras veía los efectos que este ritual tenía en ella, sus venas se notaron más, brillando de un verde musgoso.

El veneno empezó a brillar en un rojo carmesí, el cual empezó a cubrir el cuerpo de Astoria, los gritos de dolor empezaron a sonar en toda la casa.

Al final Harry puso las lágrimas de fénix en su boca, para luego hacer que Astoria las tragara, lo que tuvo el efecto de purgar el veneno de su cuerpo, una gran nube verde salió de Astoria, dejando a una niña inconsciente en medio de la sala.

"Listo". Harry sostenía a la niña al estilo princesa, pasandosela a su madre.

"¿Ese beso era necesario?" Daphne le sonrió pícaramente, mientras revisaba a su hermana.

"El modo rápido, bueno señores, fue un placer". Los padres de Daphne seguían sin poder enter que pasó.

"Gracias, por eso ¿Qué fue eso?" El señor Greengrass lo miro desconcertado por la nube verde.

"Los restos de la maldición, supongo".

"¿Ya te vas? ¿Día ocupado?" Daphne acunó a Astoria en su regazo, lo que le impidió despedirme apropiadamente.

"Mi arma estará lista pronto, me quedaría más tiempo, pero ya sabes cuánto he esperado por esa lanza".

"Gracias Harry, te veo luego".

"No hay de que". Harry salió por la ventana, salió volando a su máxima velocidad.

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Harry estaba en un bosque, ya había pasado un tiempo desde que los enanos le dieron su lanza, intento convencerlos de que le enseñarán herrería, no estaban muy convencidos, pero como Él niño que vivió, lo consideraron muy a regañadientes, sus clones se quedaron a aprender de varios enanos, mientras que él, bueno, decidió entrenar en el uso de su nueva arma.

Daba varias apuñaladas a sus clones, mientras estos se esforzaron en atacarlo de diversas maneras, con armas, hechizos o meros golpes, los hechizos fueron fácilmente desviados con la lanza y su capacidad de sujetarlos y luego poder devolverlos.

Era en momentos como este dónde agradecía que sus barreras impidieran que el ministerio lo noten, canalizar magia atravez de esta lanza era complicado, le tomaría un tiempo poder lanzar hechizos con la misma facilidad con que los lanza con su varita, tener a Dobby en secreto era sencillo y útil, no solo le traía bocadillos, también cuido de su lechuza, no siempre le demostraba afecto a su lechuza pero la quería.

En un mes iría a comprar sus artículos para el tercer año, eligió algunas clases optativas, runas antiguas como la principal, Amelia lo amenazó en caso de que se le ocurriera estudiar adivinación o estudios muggle, esa mujer podía dar miedo cuando quería.

Un corte en la cara lo regreso a sus sentidos, el corte desapareció en segundos, pero molesto al Harry original, empezó a usar su capacidad de vuelo y atacó a sus clones, lanzó su lanza, la que al impactar género una pequeña explosión roja. Su último clon y él se miraban con salvajismo, él clon con una espada, él con su lanza, atacaron con la precisión de un águila, ambos se atravesaron con sus respectivas armas, él clon se desvaneció, él original por otro lado, sangraba de su herida, con un movimiento rápido se sacó la espada y la sangre salió con más fluidez, de poco a poco se curo, como si no hubiera resultado herido.

Harry Potter, El Demonio De Nueve Colas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora