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Volví a casa concentrándome en cualquier cosa, el vuelo de los pájaros, como pasaban los autos, todo, todo aquello que mantuviese mi mente lejos de él...

Mamá estaba guardando fotos en una caja y papá aún no llegaba, miré la hora y ya eran las 11 a.m. por lo que decidí llamar a mis amigas.

Conexión Telefónica.

-Hola Dani- dije cuando contestaron desde el otro lado.

De respuesta solo escuché un gritito muy agudo, tanto que hizo que soltara el teléfono y este cayó al piso. Rápidamente corrí hacía él y lo tomé, por suerte no le había pasado nada.

-Estás ahí?- pregunté un tanto asustada, su gritito me puso nerviosa.

-Si claro claro- escuché su voz un tanto agitada.- cómo estás? dónde estás?...- comenzaron a nacer estas preguntas y muchas preguntas más que no pude comprender desde la boca de mi amiga, estaba muy exaltada.

-Dile a que estoy en casa y vengan- dije ignorando las preguntas de Dani y cortando... o seguiría con su ataque de histeria y eso no era bueno.

Me dispuse a esperar a mis amigas sentada en un sillón, mientras veía un poco de televisión ahora si en español. Mamá y Alex habían ido por algo de comer ya que en casa no había nada y papá supuestamente llegaba en un par de horas.

No tuve mucho tiempo en soledad ya que a los 10 minutos mis amigas ya estaban golpeando la puerta, en realidad estaban azotando la puerta, ya veía que de un momento a otro esta caía y aparecían triunfantes las dos.

-Atrás o no abro- grité por sobre el sonido de los puños sobre la puerta. Inmediatamente el ruido cesó y no pude evitar comenzar a reír, la escena era tan graciosa.

-Ya no te rías más y ábrenos El- gritó Camila desde el otro lado.

Aún riendo a carcajadas y con un dolor intenso en el estómago abrí la puerta como pude. Mis amigas entraron y se quedaron mirando con cara de "qué?" mientras yo seguía retorciéndome de la risa.

Y así pasaron varios minutos en los que no pude hacer nada más que reírme, me faltaba el aire y estaba llorando pero era inevitable... a los minutos ya había olvidado que era lo gracioso.

-Terminaste?- escuché la voz de Camila cuando por fin pude respirar en paz.

-Claro...- me enderecé y comencé a pensar en voz alta...- de que me reía?

-De que llegamos y...- no alcanzó a terminar la frase y yo seguí con mi ataque, era incontrolable y aunque ya no quería reír lo recordaba y seguía.

-Ya basta, basta- exclamé cuando volví a tranquilizarme.

-Basta nosotras?- preguntaron al unísono, a veces parecían gemelas hablando juntas.

-Que pasa?- Dani había podido captar completamente como algo internamente me afectaba, eran ellos, aquellos dos seres que en solo 4 días habían hecho que mi mundo cambiara completamente, que mi mirada y análisis sobre todo tuviese un nuevo rumbo, un rumbo que me asustaba sobre todo porque estaría sola frente a todo un nuevo mundo, con mi familia claro, pero sola en el sentido de amistad, a mamá no le podía contar todo y aún no tenía ninguna amiga, a excepción de Marcella, en Inglaterra.

Lancé un grito por lo bajo y comencé a contarles la historia, TODO lo sucedido en Inglaterra en esos días. Me escucharon con atención, sonriendo con algunas cosas, poniéndose serias en otras o molestándome. En algunos relatos no pude evitar que algunas lágrimas se derramaran por mis mejillas y ellas las secaron con paciencia, me abrazaban y dejaban que expresara todo, por muy complicado o simple, con ellas solo era yo, no me controlaba ni nada, en esos momentos salía hasta aquello que escondía de mi misma, aquél sentimiento que odiaba con toda mi alma y hacía que mi vida no fuese simple, aquél fuego que se encendía cada vez que pensaba en él o lo veía, un amor imposible, un amor doloroso e inexistente. Harry.

Una Linda Travesura - 1DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora