Capítulo 10: Postre

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Cuando Kim Dokja volvió a despertar, esta vez sin el Adonis que lo follo hasta la inconsciencia a su lado, solo se sintió dolorido y con ganas de seguir durmiendo, hasta varios días después.

Sentía como si toda la energía que había gozado con anterioridad (no es que fuera mucha) hubiera sido drenada de su cuerpo, dejándolo vacío y sin chance de recuperarse. Lo peor de todo, no le molestaría que lo drenaran de nuevo.

El sonido de la puerta al abrirse interrumpió su somnolencia, aún así no abrió los ojos, demasiado cansado para siquiera hacer un esfuerzo, ni cuando su cuerpo débil fue alzado entre fuertes brazos, ni cuando su cuerpo dolorido estuvo sumergido en agua cálida que lo abrazaba tan bien que empezaba a querer dormir otra vez.

Pero todo eso se vio empañado cuando el cuerpo musculoso en el que estaba recargado comenzó a empujar con renovada hambre.

El hombre quería aprovechar todo el tiempo que aún le restaba para seguir disfrutando de este tipo de delicia. Por tanto, no tuvo remordimiento en empujar su pene erecto en el agujero hinchado de su calamar, deleitándose al escuchar el agradable gemido roto.

No hubo ningún trabajo para el agujero usado de Kim Dokja, ya estaba lo bastante suelto y lubricado (con semen aún reciente, pero no quiere pensar mucho en ello), solo era necesario un golpe fuerte y crítico para hacer que se corra de nuevo.

El chapoteo no era menor a los gemidos que emitía Kim Dokja, un golpe más a su próstata le impidió seguir fingiendo; abriendo su boca y ojos tanto como fuera posible, su voz desgastada soltó el mayor grito de liberación en seco que ha tenido.

Y cómo si eso no fuera suficiente para despertar, aunque sea una mínima gota de misericordia en el hombre más alto; empujó aún más fuerte con adición a acariciar de arriba a abajo muy lentamente el pene desgastado de Dokja.

Kim Dokja rogó con voz temblorosa por su liberación, claro que Yoo Jonghyuk pensó en otro tipo de liberación.

Cambiando sus posiciones, con el asalariado montando a Yoo Jonghyuk y este último agarrando ese redondo trasero para que el sube y baja no cesará. La fricción del pene de Dokja era dolorosa por la sobreestimulación, pero su mente no podía registrarlo.

Las marcas en la piel blanquecina dispersas sobre el cuello y pecho fueron nuevamente atacadas, como si el hombre temiera el segundo en qué desaparecerían.

Todo lo que el pequeño hombre maltratado podía hacer era abrazar el cuello de su maltratador, gemir justo en el oído del otro y seguir apretando aquella polla.

Sus posiciones volvieron a cambiar una vez que Jonghyuk eyaculo dentro del culo de Dokja, no le dio un solo respiro cuando ya había atacado sus labios, chupando ferozmente los maltratados labios rojos y jugando coquetamente con la pequeña lengua rosada.

A su mente llegaron los recuerdos de esa pequeña boca abriéndose solo para tomar toda su longitud, los gemidos ahogados, la vibración que le otorgaba cuando su cabeza bajaba y tomaba más de lo que podía, y la pecaminosa imagen del hombre tragando su semen con una sonrisa satisfecha.

Yoo Jonghyuk no pudo evitar que su polla se pusiera más dura.

Tomando el manejable cuerpo entre sus brazos, lo obligo a mantenerse de pie frente al espejo, lo suficientemente grande para que Dokja pudiera ver su expresión lasciva, con el reflejo perfecto del hombre que lo follaba duramente.

Por supuesto que Dokja no estaba aún más excitado al ser tratado así por el hombre, estaría loco si pensara que le gustaría un poco más de trato rudo, con el hombre alzando su pierna y fallándolo aun más intensamente, con una mano alrededor de su cuello mientras se corría dentro de él estando en posición de misionero o en cuatro, por supuesto que no.

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