∆ Capítulo 4 ∆

80 13 21
                                    


Hace 4 años fui obligado a dejar atrás la vida que conocía con el fin de conquistar mi tan deseado futuro. Pasé años sin saber de él, cómo estaba, qué hacía, ni siquiera seguía vivo. Pero aquí él estaba. Aunque tuviera un parche, por su ojo visible no cabía duda que era él.

Nuestras vistas se conectaron por unos segundos. Pude ver como sus ojos brillaban ligeramente, delatando que también me había reconocido. Y unos segundos después, desvió la mirada.

—¿Está todo bien? —la voz del mesero interrumpió mis pensamientos.

—Oh, sí. Gracias —dije, dirigiendo mi atención a él. El mesero simplemente asintió, antes de irse.

Muy bien Fox, él está ahí. ¡Él está ahí! ¡Lo encontraste! Pensé mientras sentía una corriente de emoción recorrer mi cuerpo. Pero la promesa que le hiciste a tu padre. No lo busque, él simplemente apareció aquí, esto no cuenta.

Volví a girar mi cabeza para ver al lobo, aún sentado en la mesa por su cuenta. ¿Estará feliz de verme? No pude evitar preguntarme. Bueno, te compró una bebida Fox, analicé, contemplando el cóctel que me había comprado el mesero. Tu no le compras bebidas a alguien así porque sí.

Así que tomé la copa y le di un pequeño sorbo. No sabía tan mal, por lo que procuré terminar la bebida. Volví a mirar a la dirección del lobo, y lo pillé mirándome. Ambos desviamos la vista al instante.

¿Debería ir y hablarle? Me pregunté. Digo, sí debería. No estaba pensando ir a buscarlo para luego simplemente verlo a lo lejos. Pero la promesa que le había hecho a mi padre resonaba fuertemente sin razón en mi cabeza. Solo voy a saludar, pensé.

Me levanté de mi asiento y me dirigí a paso lento hasta la mesa de Wolf. Sentía como mi corazón latía más fuerte con cada paso con el que me acercaba. Y cuando estaba detrás de él, extendí mi mano, hasta que toque su hombro.

Wolf se levantó rápidamente y se volteó para mirarme. Se veía algo alterado, pero luego de unos segundos se calmó.

—Fox —dijo en lo que casi fue un susurro.

—W-wolf... Hola —dije, algo tenso al inicio, pero tranquilo.

Pasaron unos segundos en silencio ahí parados. Y las vistas de los demás empezaban a acumularse sobre nosotros. Wolf pareció notarlo también, y me hizo un gesto para sentarnos en la mesa, a lados opuestos. Wolf bajó la mirada, como si evitara hacer contacto visual conmigo.

El silencio aún reinó nuestra atmósfera por unos momentos, antes de que yo decidiera romper el silencio— Me alegra verte, Wolf.

Wolf sonrió ligeramente— Ha pasado mucho tiempo —murmuró. Y levantó la mirada—. ¿Cómo te va con la universidad?

—Es duro, pero posible. Se podría decir que soy de los mejores de la clase —le conté.

—¿Cuándo no lo eres? —río Wolf sacudiendo la cabeza. Y solté un suspiro— Así que pronto serás abogado.

—En un par de años —contesté, desviando la mirada.

Me sentía bien estar con Wolf. Pero había algo que se sentía raro en la atmósfera. Pero no sabía decir que era. Tal vez sea el estar separados por mucho tiempo y luego encontrarme a Wolf así sin más.

—¿Qué hay de ti? —le pregunté.

—¿Yo? Pero aún no has terminado de hablar tú.

—No hay mucho para decir Wolf. Todo este tiempo he estado estudiando —respondí.

—Tampoco tengo mucho que decir —Wolf desvió su mirada.

—No pienso lo mismo.

El rostro de Wolf reveló los nervios que se apoderaron de él. Y me miró directamente a los ojos— ¿A qué te refieres?

Soba ni ite ("Quédate por favor")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora