Capítulo catorce

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—¿Puedo ayudarte a encontrar algo?

Levanté la vista de donde estaba revolviendo sin sentido un estante de ropa para encontrarme con un tipo pelirrojo que llevaba unos auriculares y que me lanzaba la mirada de soy tan adorable y servicial.

—No, gracias. Sólo estoy mirando.

Se acercó un paso, mirando la prenda en el perchero frente a mí. —Por si sirve de algo, creo que estarías muy sexy con eso.

Mi risa fue de la variedad de resoplidos muy atractivos. —Eh, no.

¿Sabes quién puede llevar un arnés? Los twinks, los deportistas, los osos, los patinadores artísticos con medalla de plata... literalmente todos los hombres gays del mundo, excepto el tipo alto sin masa muscular discernible, con siete pelos en el pecho al azar y dos pezones de tamaño ligeramente diferente. Por lo tanto, yo.

El pelirrojo no pareció ofenderse por mi brusquedad. Se limitó a mirarme adorablemente y a sonreír. —Creo que te quedaría bien cualquier cosa.

Pensé que lo que intentaba transmitir era: soy lindo y coqueto, pero el mensaje que recibí fue: trabajo a comisión y sospecho que podrías tener la tarjeta de crédito de tu padre en el bolsillo.

Lo cual era ridículo... Era mi tarjeta de crédito, tenía mi nombre y todo. Papá sólo pagaba la cuenta.

El pelirrojo pareció intuir que no iba a llegar a ninguna parte y se despidió rápidamente de mí, dirigiéndose a los dos chicos que acababan de entrar, ambos con aspecto de haber pagado su propia ropa.

Realmente no había planeado hacer terapia de compras,pero después de la mañana que habíatenido, era algo que necesitaba desesperadamente. Desde mi charla con Junmyeon, mi perspectiva de lascosas había cambiado mucho. Decidí que él teníarazón: no había nada malo en tener fantasías... y, por Dios, las mías eran ardientes. Cada noche mi cerebro inventabaotro sueño que empezaba de forma inocentepero que terminaba con semen por todas mis mantas. No había tenido un sueño húmedo desde los diecisiete años,pero había cambiado mis sábanas más veces estasemana que en los últimos tres años. También me había masturbado más que nunca en mi vida(mi récord fue de seisveces la noche en que papá me dijoque trabajaba hasta tarde) y casi todas las prendas de vestir que poseía habían parado en el cuarto de lavado. Pero, aparte de todo el asunto del lavado de ropa, me sentía bastante bien con todo. ¿Y qué si mientras dormía, mi padre me rescataba de piratas sedientos de sangre y luego saqueaba mi botín? (En ese caso concreto, también me saqueó la boca... dos veces.) ¿Pero a quién le importaba? No hacía daño a nadie, excepto a mí, cuando me despertaba sintiéndome sexualmente saciado y amado durante unos dos segundos antes de recordar que nada de eso era real. Y esos sentimientos eran algo que planeaba examinar más a fondo a las horas de la noche. Como dijo Junmyeon, el corazón quiere lo que quiere y yo estaba bien sabiendo que estas fantasías me habían hecho venir más fuerte que nunca en mi vida.

Hasta que tuve que mirar a mi padre a los ojos.

Esta mañana, entré en la cocina y me detuve en seco cuando vi a mi padre de pie frente al fogón, sin camisa, volteando panqueques que sabía que sólo hacía para mí.

Miré la hora en el microondas: 8:30. ¿Qué estaba haciendo aquí?

Su atracción era gravitacional, y mi cuerpo luchaba contra las fuerzas de la naturaleza para permanecer donde estaba, para no moverse directamente hacia su órbita. Observé los músculos tensos de su espalda mientras se concentraba en su trabajo en los fogones, y tuve que sentarme para no acercarme a él y acariciar mi rostro en su cuello. La cocina se llenó del aroma de panqueques y de su colonia y, aunque mi pene y yo acabábamos de dar una vuelta por las escaleras (en esta fantasía papá vaquero hacía su aparición y salvaba un caballo montándome), empezó a agitarse sin mi consentimiento.

Call me baby|| ChanSoo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora