Capítulo 5: Embriago

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Casa de los Dupain-Cheng. 25 de diciembre. 4:08 am.

"Tikki... No soy tan fuerte.

Por tantos años alabaste mi fortaleza física y mental. Me hiciste ver de lo que soy capaz, me ayudaste a superar mis miedos.

Pero ahora...

Ahora me siento tan perdida, tan sola. Me enseñaste a ser segura de mi misma... Pero eso ha desaparecido.

Tengo miedo Tikki.
Mis manos y piernas han vuelto a temblar como gelatinas; mi cuerpo suda frío.

Se me hizo costumbre ser Ladybug y olvidé por completo que sin tí, soy tan débil como un simple mortal.
Sé que dirías lo contrario en este momento pero mi fuerza física no es igual a la de un superhéroe para derrotar a un villano tan poderoso, y mi estabilidad mental está al borde de la locura.

Es la primera vez que un akumatizado está tan familiarizado conmigo. No estoy muy segura de lo que tengo que hacer.

Me asusta el hecho de ver que todo transcurre normal para la sociedad, para el mundo. Los días siguen pasando y el ambiente es tan tranquilo que aterra. Quisiera detener el tiempo para tan siquiera tener oportunidad de procesarlo todo y acomodar mis ideas.

Tengo el presentimiento de que moriré a manos de el amor de mi vida... Otra vez.

Deseo tanto volver a verte. ¿Tendrás miedo? ¿Frío? ¿Te estará alimentando?
Prometo que acabaré con esta pesadilla lo más pronto posible.

Regresaré todo a la normalidad. "

— ¿Marinette? — se abre la escotilla que lleva al balcón de la peliazul — Dios, ¡te estuve buscando por todas partes! — exclamó el joven albino con voz ebria.

Lo miré de reojo sin expresión.

Ví a mis padres pasados de copas por primera vez en mi vida y no me agradó. Ellos por supuesto que ingerían bebidas alcohólicas pero jamás al nivel de perder el conocimiento, y solo en situaciones especiales. No digo que este no fuese una situación especial pero definitivamente me hizo sentir incómoda ver a mi familia así. Un ambiente embriagador no es lo mío.

— No deberías de subir, estás que te caes de borracho. — opiné al respecto.

— ¿De qué hablas? No estoy tan borracho. ¡Puedo subir! — se quejó mientras torpemente pasaba su pierna por la escotilla en un intento de impulsar su cuerpo hacia el balcón.

— Deberías de verte, Adrien. Te retuerces como si estuvieses poseído, intentando subir. — Me burlé. No me preocupaba mucho ya que si caía, caería sobre mi cama.

— En lugar- ¡hip! De burlarte, deberías de ayudarme. — sus ojos azules fulminaron a la azabache , acompañado de un rubor alcohólico.

— ¿Por qué debería hacerlo? Esas son las consecuencias de tomar tanto. — una explosión se apoderó de mi cabeza al darme cuenta.

"Eso es, ¡Alcohol! ¡Solo debo darle más alcohol hasta que se quede dormido y así pueda entrar a su casa y buscar los miraculous!
Joder, ¡¿CÓMO NO SE ME OCURRIÓ ANTES?!"

Me acerqué a él, arrodillada a su presencia descansé mi mano en su mejilla y lo acorralé con la mirada.

— Adrien, vamos adentro. Hace frío aquí. — me dirigí con delicadeza.

Bajé su pierna, obligandolo a entrar de nuevo a mi habitación. Yo hice lo mismo.

Se sentó sobre mi cama cruzando los tobillos, llevó sus manos sobre los mismos mientras me miraba con curiosidad; tal cual niño de 5 años esperando a aprender algo nuevo.

Eso nunca pasó (Chat Blanc AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora