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— Esperamos sus órdenes, capitán.

La voz de Aaron, el primer oficial en cubierta, sonó a través de la puerta de madera. Las cejas de Dylan se cruzaron antes de posar sus ojos en Wang Yibo y apuntar con el dedo el pedazo de tela sobre la mesa.

— ¿Estás seguro de eso, Wang Yibo? — la voz del alto sonaba un poco desconfiada, y por supuesto que Wang Yibo lo entendía, lo que le acababa de decir sonaba igual de descabellado y loco para él, pero de cierta forma tenía más que sentido.

— Dylan, lo que te digo es cierto, tengo ésta corazonada de que es lo correcto.

Y el castaño realmente entendía a su alto y flacucho amigo, si a él mismo le hubieran dicho hace dos días que estaría parloteando sobre ésta clase de cosas, se hubiera reído muchísimo y luego hubiera murmurado que era una tremenda estupidez.

Pero aquí estaba, totalmente en sus cinco sentidos y con la mirada más brillante que Dylan hubiera visto jamás.

— No puedo creer que ahora quieras buscar El Perla Negra, tú mismo me has dicho que eso es sólo un cuento entre piratas, ¿Estás loco?

— No, Dy, tienes que confiar en mí, ¿Cuándo te he decepcionado? ¡Jamás!, estoy seguro que al Este encontraremos eso que necesitamos, la llave que nos guiará hacia El Perla Negra.

El fuerte resoplido de Dylan resonó por toda la habitación. El muchacho se frotó una grande mano contra el rostro y frunció el ceño.

— Así que, básicamente el plan es ir, navegar sin rumbo hacia el Este hasta encontrar una condenada sirena, la cual nos llevará hacia la isla mágica, si no es que no nos come a todos antes.

Pues vale, dicho de esa forma sonaba aún más descabellado de lo que Wang Yibo lo había hecho sonar, pero sí, básicamente era eso y el castaño asintió fervientemente ante la mirada ceñuda de su alto acompañante y mejor amigo.

— Está bien, Wang Yibo, siempre he pensado que eres más capitán tú que yo, y si tienes una corazonada sobre esto, entonces te creo, hagámoslo.

Ambos hombres se sonrieron antes de darse un fuerte apretón de manos. Wang Yibo se levantó de la silla de madera y caminó hasta la habitación del pequeño cuarto que habían rentado. Salió para encontrarse con el resto de su tripulación esperando pacientemente alguna noticia.

— Muchachos, salgan ésta noche; diviértanse, bailen y beban, porque a partir de mañana, estaremos ocupados reuniendo un par de cosas para zarpar dentro de 4 días, rumbo al Este.

Los vítores y chiflidos por parte de su tripulación fueron fuertes y ensordecedores, hasta que se fueron apagando y así, lentamente cada persona comenzó a abandonar el hostal en el que estaban hospedados, buscando alguna cantina en la cual festejar por la nueva aventura que sus capitanes preparaban.

~ * ~

Más tarde, en alguna cantina cercana al hostal, la mayoría de su tripulación se encontraba bebiendo y compartiendo con otros piratas que habían arribado esa misma tarde en la ciudad principal del país.

Había música y alguna que otra mujer con el corsé tan apretado que mantenían un tono rojizo en el rostro que variaba al azul. Los hombres de su barco no eran como los demás piratas, mientras los otros hombres eran mezquinos y violentos, Wang Yibo y Dylan habían enseñado a sus tripulantes que para ser piratas no era necesario eso.

— Wang Yibo, sigo pensando que es una idea muy descabellada, creo que no estás a mal tiempo de arrepentirte y decir que fue sólo una broma — pero Dylan no era estúpido, quizá algunos dijeran que sí, pero sólo la cara tiene, según las palabras de aquel hombre. Dylan sabía que ahora que Wang Yibo tenía esa idea, no habría nada (más que la desilusión de no encontrar nada) que pudiera sacársela de la cabeza.

𝑬𝒍 𝑷𝒆𝒓𝒍𝒂 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂 [𝒀𝒊𝒛𝒉𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora