02

252 53 6
                                    

—  Es una locura, Dylan. Realmente eres un estúpido, y Yong diciendo que sólo la cara tienes, te hace el favor.

Yibo aún estaba en el muelle junto a Dylan, tenían que haber partido hace 15 minutos, pero el alto insistía en seguir esperando "un minuto más". A la mañana siguiente luego de haber conocido a Xian, el alto le había contado todo a Yibo, quien había reído y encontrado cómico que el hijo del rey estuviera en la mira de su amigo. No le importaba raptarlo en su barco, después de todo Dylan también es capitán y puede hacer lo que le plazca y un poco de adrenalina por el pensamiento de personas buscando al heredero al trono le parecía interesante.

Sin embargo, no podía seguir esperando. Era claro que ese tal Xian no cambiaría su vida de lujos y cubiertos de oro por un pedazo de madera flotando en medio del mar. La vida que ellos llevaban no era la correcta para el pequeño heredero, y en cierta parte le alegraba que no se presentara, pues a su parecer era un poco alarmante ese flechazo instantáneo que Dylan había sufrido por el príncipe, no se puede sentir amor así tan pronto.

— Por favor, Yibo, lo he visto, todo el cuerpo de Xian gritaba que estaría aquí, por favor esperemos, quizá tuvo un inconveniente en el camino y está retrasado.

El castaño no pudo negarse, Dylan nunca le había pedido algo tan desesperadamente como en éste momento. No sabía cómo lo había hechizado Xian, pero esperaba que el muchacho hubiera sido igualmente hechizado por Dylan, porque para cómo veía las cosas, el alto estaba completamente perdido.

Habían pasado 10 minutos más y no podían seguir esperando. Era tarde y debían partir ya mismo. Yibo comenzó a subir al Exodus, mientras Dylan aún miraba el inicio del muelle, teniendo la ligera esperanza de que el pequeño muchacho apareciera por ahí en cualquier momento. Pero a veces no sólo con desearlo se hará realidad.

Subió por la escalera sin expresión alguna, apoyando los dos pies sobre el barco y suspirando cuando lo oyó, la voz ligeramente aguda y lejana, pero lo oyó. Giró sobre sus talones sólo para encontrarse con un Xian corriendo a toda velocidad hacia el muelle.

— ¡Espera Yibo, está aquí, baja la escalera de nuevo!

Dylan comenzó a bajar la escalera aún sin que hubiera terminado de desenredarse. Saltó al muelle para ahorrarse los últimos escalones y corrió en dirección a Xian.

— ¿Por qué tardaste tanto? — le preguntó mientras tomaba su mano y lo halaba hacia el barco.

— No hay tiempo Dylan, debemos subir ahora mismo, no tardarán en venir.

Xian subió al barco con la ayuda de Dylan, y tan pronto como éste pisó de nueva cuenta la madera, ordenó que zarparan tan rápido como pudieran. El príncipe lucía agitado y temeroso, mirando todo el tiempo la entrada del muelle, seguramente en espera de los guardias del castillo y todo el reino.

— Vamos, vamos adentro.

Sintió el brazo del alto rodear sus hombros y conducirlo por el barco, había unos cuántos hombres merodeando el lugar y, conforme pasaba, les dirigían un saludo y una sonrisa cordial. Le llevó hasta unas puertas situadas detrás del grande y bien pulido timón.

Al entrar al lugar, observó la decoración. Las paredes estaban empapeladas con diferentes mapas de lo que él imaginaba eran todos los mares y océanos del mundo. Había también libros y varios objetos que nunca antes había visto.

En una mesa al centro, estaba sentado otro hombre, lucía de la misma edad que Dylan y al verle el rostro, lo recordó de la noche en la cantina. No había hablado con él, pero estaba sentado en la mesa donde Dylan había llegado antes de acercarse a él.

— Así que llegó — lo escuchó murmurar con una grande sonrisa mientras se ponía de pie y caminaba hacia ellos — Soy Wang Yibo, el otro capitán de éste barco. He escuchado mucho de ti estos días.

𝑬𝒍 𝑷𝒆𝒓𝒍𝒂 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂 [𝒀𝒊𝒛𝒉𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora