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Cuando estuvo cerca del barco, el muchacho de cabello negro y mojado lo soltó y empujó hacia la escalera de madera y cuerdas, sólo entonces pudo escucharlo.

—  Sube, regresa a tu barco.

Era la voz más suave y melodiosa que había escuchado jamás, y a pesar de todo tenía un tono grueso que le hizo estremecer incluso más que el frío de las olas. Le miró a los ojos y alargó la mano, tocando los hombros ajenos superficialmente antes de que el contrario retrocediera. 

Entonces la vio.

La grande y azulada aleta que sobresalió a la superficie cuando el muchacho se retiró fuera de su alcance. ¿Una sirena?, ¿Ese chico era una... sirena?. Pero era un hombre, jamás había escuchado de una sirena que en realidad fuese un... ¿sireno?. No. Buscó en su mente rápidamente. Tritón, así se les llamaba a los hombres.

— ¿Cómo es posible? —  musitó mirándole mientras se aferraba al escalón de la escalera.

— ¡Debes regresar, sube ya! 

Negó con rapidez. No, no podía subir y dejarlo marchar. Sirena o tritón, era lo mismo y ahora que sabía que existían, con más fervor quería buscar El Perla Negra.

— Ven conmigo —  gritó sobre el ruido de las olas y los truenos. El ceño del tritón se frunció y negó con rapidez, podía ver el miedo en sus ojos —  déjame recompensar que me hayas salvado la vida.

— ¿Cómo puedes hacer eso?, no te creo, me harás daño.

El tritón dio un aletazo, dispuesto a marcharse pero Yibo tomó su brazo. Su piel era suave incluso bajo el agua. Las olas lo empujaban contra la madera del barco con fuerza y estaba siendo casi imposible luchar con ellas, necesitaba subir ya al barco pero no lo haría sin él.

— Necesito tu ayuda, prometo que no te haré nada. Me has salvado la vida, jamás podría hacerte daño, sólo... necesito tu ayuda.

El tritón lo miró largos segundos que fueron un gran martirio para Yibo, sentía que se desvanecería en cualquier momento. 

— Por favor, no... te haré daño.

El tritón se aferró al cuerpo de Yibo cuando un grito llamó su nombre. Una cuerda cayó justo frente a su rostro y elevó la mirada para ver a Hong bajar para ayudarle. Tomó la mano del tritón para acercarlos más al barco y les amarró la cuerda por la cintura, entonces comenzaron a jalar para subirlos. 

Lo último que Yibo recuerda es el jadeo de toda la tripulación al ver la cola del tritón, y a éste mismo aferrarse con más fuerza a su cintura, mirando con terror a los humanos a su alrededor.

~*~

No supo cuánto tiempo pasó inconsciente, pero cuando comenzó a pestañear mientras lentamente regresaba en sí mismo, la luz del día iluminaba su camarote. La tormenta había acabado y podía notar que el mar estaba ahora realmente calmado, como si no hubiese pasado nada durante la noche.

Gruñó bajo ante la punzada de dolor que sintió en el hombro derecho, recordando la paliza que una ola le dio al arrastrarlo por todo el barco. Estaba por girar sobre sí mismo cuando sintió la pesadez en el hombro izquierdo, no la había notado hasta ahora porque, bueno, tenía todo el cuerpo bastante jodido y algunas zonas dolían más.

Abrió los ojos por completo y contempló toda la habitación hasta dejar caer la mirada sobre la mata de cabellos negros que estaba sobre su hombro. Descubrió que la causa de la pesadez era que alguien estaba apoyado en aquella zona, durmiendo tranquilamente. No le reconoció hasta que la persona en cuestión levantó la cabeza rápidamente, como si de un resorte se tratara. 

𝑬𝒍 𝑷𝒆𝒓𝒍𝒂 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂 [𝒀𝒊𝒛𝒉𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora