DRUNK | SEUNGIN

PT19: Gusto

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–Tú fuiste el que envió esa foto... ¿Verdad?– Le reclamó el mayor, cruzándose de brazos mientras veía al pelinegro acercarse a la sala.

–Ah, esa foto– Dijo mientras reía– No era mi intención enviarla, se me fue el dedo.

–Sí, claro– Entrecerró los ojos– ¿A- a quién más le mandaste-?

–Jeongin: Era una broma, claro que fui yo, y con toda la intención. No se la mandé a nadie más.

–Seungmin: ¡No seas descarado!

–Jeongin: Quería dejarle claro a tu amiguito que habías estado conmigo... ¿Que tiene?

–¡Es mi mejor amigo, Imbécil!– Exclamó el castaño intentando alejar a Jeongin, quien insistía en tocarlo– No tenías que hacer eso... No quería que lo supiera.

–¿Y por qué no?– Habló mientras apartaba la mano que lo que estaba deteniendo para tomarlo de la cintura y empujarlo un poco hacia él– No tienes que seguir fingiendo, pensé que ya habías dejado de hacerlo, pero hasta ebrio sigues negandote.

Seungmin se quedó embobado viendo el rostro del menor, analizando sus ojos y los labios rosados que tenía, casi se le olvidaba responder—... No sé de qué hablas... No entiendo.

–... Yo también te quiero besar, Seungmin– Murmuró bajando la mirada también a su boca– Pero no sólo cuando estoy ebrio. Eso es algo que me molesta de ti.

–Seungmin: No te quiero te quiero besar sólo cuando estoy ebrio- Jeongin.

–Jeongin: Lo estás.

–Un poco– Susurró mientras se acercaba en busca de contacto, encontrando los labios del contrario que también lo buscaban.

Retrocedieron un poco hasta que Seungmin chocó con el sofá, Jeongin bajó las manos que tenía en el rostro del más alto y las posicionó sobre las manos de Seungmin. Se separó un momento.
–¿Te gusto o simplemente estás ebrio?

–Bebí... Bebí mucho– Soltó una risita tonta– Bebí mucho pensando en tí, Innie.

–¿Por qué no me puedes llamar cuando estás cuerdo?– Dijo un poco serio.

–Ay, no comiences a quejarte conmigo– Habló frunciendo el ceño y dándole una pequeña palmada a su brazo– Ya no me acuerdo de porqué te llamé... Pero está bien– Subió la cabeza otra vez, chocando con la penetrante mirada de Jeongin.
–...¿Por qué me miras así?

–Me molesta un poco tu incoherencia cuando estás normal.

–¿Vamos a hablar de personas incoherentes?– Soltó en un tono un poco fuerte– ¡Tú eres incoherente, Jeongin!

–Jeongin: No sé por qué dices eso...

–Seungmin: Ya sé que ya dije esto pero... Me odiabas, me odiabas mucho. Eso sí es incoherente.

–Jeongin: Ya lo sé, Seungmin, discúlpame por eso. Era muy inmaduro y no sabía explicar cómo me sentía por tí... Bueno, lo sigo siendo, pero estoy cambiando eso-

Mientras hablaba, Seungmin comenzó a meter una de sus manos bajo la camisa del pelinegro, acariciando un poco su abdomen.

–Seungmin, escúchame– Le habló mirándolo con una sonrisa.

–Wow... Realmente había olvidado lo fuerte que estabas– Intentó meter la otra mano, pero Jeongin lo detuvo y sacó la otra que ya tenía dentro, sosteniendo ambas. Entrelazó los dedos con los suyos y esperó a que lo viera a los ojos.

–Ah- ¿ah?

–¿Qué sientes por mí?– Preguntó mientras acariciaba las manos del castaño.

–No lo sé... Antes eras terrible... Ahora eres lindo conmigo, pero a veces– Respondió en un tono suave, calmándose de repente– ¿Tú qué sientes por mí?– Se asqueó por un momento por lo que acababa de decir, pero igualmente esperó en silencio a que contestara.

–Siempre fuiste lindo, tan lindo que me molestaba lo mucho que me gustabas, tal vez eso explica mi comportamiento de niño de 6 años.

—Seungmin rió— Que ridículo– Soltó las manos del contrario y se llevó una a la cabeza, quejándose en voz baja.

–Tanto alcohol tenía que hacer efecto en algún momento– Expresó con un poco de preocupación en su rostro.
–No llames a Minho, ve a recostarte en tu cama y yo te llevaré un vaso de agua.

–"ni llamis a Minho"– Lo imitó ridículamente antes de hacerle caso y comenzar a caminar a su habitación.

~

Más rato, Jeongin se encontraba sentado en la cama de Seungmin, mientras él estaba acostado en ella intentando dormir.
Dejó el vaso sobre la encimera, para luego suspirar y quedarse viendo al chico frente a él.
–No te vayas...– Susurró luego, bostezando y empezando a cerrar ambos ojos por el sueño.

–Lo que tú digas...
Igual no planeaba hacerlo.

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