Algo me dice que le gusta mantener a la gente en vilo.
Llega el momento de pagar la consumición, me gustaría hacerlo a mi manera: pagar a medias, pero él se ofrece a abonar todo. Bueno, todavía teníamos por delante toda una tarde disponible para un sexo fantástico, y al pensar en ello aprieto mis muslos. Las bragas de encaje no ayudan con ese roce constante en el clítoris.
Cuando salimos del restaurante comienza:
"Ahora podríamos tomar un café en el Barrio Antiguo [de Monterrey]". Seguramente mis ojos debieron haberse abierto exageradamente. "O te cogeré como lo he estado pensando desde que te vi".
Aquí está la frase que mi boca seca me hizo susurrar un sintético "Lo segundo".
Respuesta saludada por una carcajada cordial.Menos mal que queda algo de agua en la botella, tal vez pueda empezar a hablar de nuevo. Me molesta ser tan transparente. Por lo general, mis pensamientos no son fáciles de adivinar, pero mis ojos son un libro abierto o tal vez reflejan un relato que esté escribiendo.
Extiende su brazo hacia mí:
"¡Por favor!"
Ciertas decisiones te hacen temblar las rodillas y algo más.
No puedo hablar con fluidez, yo, que nunca me callo, estoy completamente sin palabras. Debe ser el miedo a perderme algo inapropiado en un momento prematuro. Algo como «¡No puedo esperar a que me pongas las manos encima! ¡No pierdas el tiempo, cógeme ahora!»
Ya no me reconozco, normalmente espero que tomen la iniciativa, lo admito, aunque les allano el camino de una manera un poco traviesa, pero en este caso solo quiero que me lleven y lo más pronto posible.
Perdida en mis pensamientos, me encuentro en la recepción, me guía hasta el ascensor. Otra dura prueba. No entiendo en que piso estamos, ¿tendré tiempo de darle una mamada indicativa? Solo para demostrarle que todavía tengo voluntad propia, que no estoy a su merced.
Demasiado tarde, ya estamos en el pasillo. La puerta. Tarjeta magnética. Coño mojado. Estamos adentro. Para darme un tono distinguido finjo estar interesada en la habitación, evaluando los muebles y el baño.
El ruido de las llaves del auto en la mesa de café, seguido por el del reloj, electrifica mis labios. El susurro de la chaqueta, que con el rabillo del ojo veo caer sobre un pequeño sillón, los abre.
¿Qué hizo para dejarme así, con el cerebro hecho papilla y el sexo en llamas, sin poder hacer nada?
En mi fantasía previa lo besaba deslizando una mano por sus pantalones y luego volviéndolo loco con una buena mamada, apoyado contra la puerta.
En cambio ahora me parece que mi cuerpo está fuera de control, como que ha cambiado de medidas. Las tetas quieren ser exprimidas, el culo y el coño quieren ser llenados. Soy solo sexo y cuerpo.
Han pasado unos segundos, ni siquiera una palabra, me giro para entender y lo encuentro a un centímetro de distancia.
Me abraza. Quedo comprimida por todas partes entre sus manos y su cuerpo.
“¿Sientes mi verga? La tendrás adentro."
Un empujón y estoy en la cama. Dos movimientos y él está desnudo.
Todavía estoy completamente vestida, pero voraz, tomo su miembro y lo atrapo con mi boca. Sabe muy bien, mi lengua se desliza maravillosamente sobre este pájaro fornido.Compartimos la misma codicia. Me da la vuelta y hunde su rostro en mi sexo. Con la boca abierta, me mima sacándome las bragas, inmediatamente comprende que la situación es urgente, y finalmente me clava toda su pene hasta la raíz. Mi cerebro late, lo necesitaba tanto que lo disfruto de inmediato y con fuerza.
*Me cogio por un cerebro (Parte 3)
Después de la primera emergencia me dejo desnudar y lamer por todas partes, podemos empezar a coger tranquilamente considerando cada centímetro cuadrado de piel. Su mástil nuevamente entra en mi boca y se hunde en mi garganta. Es inevitable: empieza a tocarme con las piernas bien abiertas.
"¡No las cierres, quiero verte disfrutar!"
Las vuelvo a abrir aunque me ponga rígida en este orgasmo que tengo. Se enfurece con su lengua y no puedo detenerme.
"Realmente eres una puta" observa haciéndome correrme de nuevo, solo con su pulgar.
Todo mi cuerpo quiere ser tomado, pero él solo me da ese maldito dedo y mira mis muslos mojados.
"¡Cógeme, cógeme! ¡Por favor!" Le pido con urgencia.
"Eres mi puta".
"Si cualquier cosa."
"Date vuelta."En cuatro patas espero impaciente. Su lengua recorre desde mi raja hasta el culo y de ahí hacia mi espalda, su polla exigente penetra en mí.
La capilla se viene abajo, ingresa en mi coño y estallo en un placer incontenible, exasperada por una alternancia de culo y coño a un ritmo exagerado.
Era un torbellino de cuerpos, sudor y estados de ánimo, de lenguas, ingresos y salidas, «putas» y azotes en mis nalgas.
Un arcoíris de sexo que se vacía en mi recto y me hace gritar, retorcerme, sentir escalofríos.
"¿Nos veremos de nuevo?" me pregunta
"No sé, tendrá que pasar por mi cerebro otra vez."Fin
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Oportunidad al Placer
RomanceNada que argumentar sobre este trabajo "Oportunidad al Placer" conjunto de relatos eróticos desde perspectivas distintas tanto relatadas por chicos que por chicas. Abordará varios temas referente a los tipos de relaciones. Como siempre esperar que l...