Missa y Philza ya llevaban varios meses de conocerse, pero Missa tuvo que volver a su casa, con su hermano y madre, entonces recurrieron a cartas y escapadas en la madrugada.
Missa se sentía como un adolescente locamente enamorado, pero sabe que no se atrevería a decir sus sentimientos, no mientras Phil tenga a su pareja, se siente como una gata rompe hogares, sabe lo mal que está todo esto, pero no puede evitar sentir un hueco en el estomago cada vez más emocionado y carcomido de adrenalina, se sentía pésimo, rebelde y de más, pero también otra parte de él no le presta atención a aquellas acciones ya que después de todo el no lo vería de otra manera, tenía una pareja y con esa pareja tenía hijos. Para Missa es obvio que Phil no sentiría más que una linda amistad.
—Phil...—Dijo en voz baja como si temiese a lo que diría.
El nombrado le dio una mirada atento a sus palabras.
—¿Esto- esto qué significa para ti?—Pregunto temeroso a la respuesta.
—¿De que manera te refieres Miss?—Pregunto con una sonrisa despreocupada y eso a Missa lo hizo sentir ¿triste?
¿Será que no comparten los mismos pensamientos y sentimientos?
—Nada... nada, será mejor volver ya a mi casa, no falta mucho para que mis padres despierten y yo quiero dormir un poco.
—Amm, yes, yes, yes.— Philza se levantó del pasto y se sacudió un poco, extendió su mano y Missa la rechazó levantándose por si solo.
—Adiós Phil. —Dijo despidiéndose no solo por el momento.
Missa no había dejado de llorar desde que llegó a casa, su familia había notado como últimamente estaba en su mundo y ahora estaba llorando en su habitación si desayunar y eso los preocupaba totalmente. Desde que Vegetta y Spreen se dieron cuenta que estaba llorando se enojaron y pensaban en quien o quienes se atrevieron a molestar a Missa, en cambio Rubius se dio cuenta que no se trataba de quien lo molesto, como toda madre con sexto sentido supo que a su hijo le habían roto el corazón.—Vamos hijo, al menos come un poco.—Dijo Vegetta acercando el plato al chico solo hundió más su cara en la almohada.
—Luego papá.—Hablo con la voz entrecortada.
Rendidos, Vegetta y Spreen salieron de la habitación con una cara de enojo y preocupación.
—Déjenlo en paz, solo necesita desahogarse.—Dijo Rubius de brazos cruzados.
—¿Desahogarse de que? ¿Que lo puso tan mal? ¿Sabes algo?—Pregunto Spreen acercándose a su madre.
—Ya se, si hablo con él y lo convenzo de al menos comer un poco, ¿lo dejan en paz?
Padre e hijo asintieron, Spreen se puso sus lentes de sol y se cruzo de brazos volviendo a su típica expresión seria. Rubius tomó el plato y entró al cuarto cerrando la puerta detrás de él.
—No tengo hambre.
—Se que mientes.—Alzó la cabeza dejando ver sus ojos llorosos y su nariz roja y ligeramente mocosa.—Ay cariño...
Rubius dejó el plato en la mesita de noche y se sentó a lado de Missa envolviendo en sus brazos, al instante Missa volvió a romper en llanto, se quedaron un rato así hasta que Missa pudo regular sus lágrimas y respiración.
—¿Quieres contarme?
—Es que... me enamore, de un chico que tiene hijos y pareja... se que nunca podré entrar con él, yo- yo creo que siempre estaré solo y no me gustaría eso.
—Ay Mis, ¿de donde sacas que estarás solo? ¡Mírate! Cariño, eres hermoso, tienes un gran humor, tu pelo es lindo y brillante, eres un encanto total. ¿Quien no te querría?
—Pero yo quiero que él me quiera...
—Missasinfonia, escúchame con atención; tú eres el chico más encantador de todos los server's y no deberías de llorar por un hombre, hay muchos más en en mundo y te aseguro qué hay uno que sería mejor que él. Hay veces en las que el amor no es correspondido, pero siempre sigues adelante, ¿me entiendes? Cariño, mírate de arriba a abajo, eres el chico de en sueños, idiotas quienes no se den cuenta.
—Si soy tan perfecto como dices... ¿por qué no le gusto q nadie?
—Porque todos prefieren a un idiota que no sabe hacer sentir bien a las personas.
—¿Por qué? ¿Por qué si hay buenas personas prefieren salir con alguien hiriente?
—A veces salimos con quien creemos merecer. A veces queremos algo a lo que estamos acostumbrados y otras veces solo queremos alguien que nos acompañe, sin importar qué tan malo sea.
Se quedaron ahí un rato más, Missa llorando ligeramente en las piernas de Rubius y este mismo acariciando la cabellera del pelinegro.
—Come algo mi niño, tu hermano y papá me van a matar si no comes un poco.
Missa se sentó en la cama y tomó el plato de comida, empezando a comer lentamente, Rubius se aseguró a que siguiera comiendo y se fue.
—Espera, Rubius.
—¿Que pasa?
—Gracias por todo, te lo agradezco mucho mamá.
—No tienes que agradecer yo solo hago lo que cualquier madre haría.
Ese día Missa ya no lloro.
Ese día Philza rompió con su pareja.
Ese día, Missa hizo las maletas.
Ese día, Philza le dijo a sus hijos que le gustaba un chico de cabellera negra.
Y esa noche, Missa no apareció.
Dias y noches pasaron, Philza dejó de ir en las madrugadas al parque y se deprimió un poco, pero no dejo que sus hijos lo notaran también empezó a buscar la casa de los padres de Missa, para encontrar respuestas al porqué no aparecía.
En cambio Missa, él simplemente estaba en un "retiro espiritual", estaba en su país de nacimiento en una gran casa -detalle de su padre- disfrutando de él mismo.
Omg, muchas gracias por las lecturas, ¡no estaría de más comentar y votar!
Corto, pero se vienen muchos más.
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My son
Fanfiction⁑Donde Spreen es el hijo de Rubius y Vegetta⁑ ¡No olviden votar y comentar!