One

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Vegetta corría por todo el pueblo en busca de ayuda, pues su, ahora esposo, estaba en medio de parto

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Vegetta corría por todo el pueblo en busca de ayuda, pues su, ahora esposo, estaba en medio de parto.

—¡Un médico! ¡Por favor, ayuda!—Varias personas del pueblo se le quedaban viendo o solo seguían su camino, pues ya se habían acostumbrado a que Vegetta se asustara por todo en el embarazo —¡Mi esposo esta dando a luz!

Eso sonó como un "click" en todas las cabezas de todos, inmediatamente todos le hicieron bolita al rededor.

—¿Como lo van a llamar?

—¿Es niño o niña?

—¡Felicidades!

Vegetta empezaba a enojarse, en vez de ayudarlo solo preguntaban por el pequeño.

—¡Necesito un doctor, aún no nace el bebé, mi esposo está en labor de parto y necesito un doctor!—Grito ya harto.

Entre la multitud un joven alzó la mano.

—¡Yo puedo ayudarlos!

Sin pensarlo dos veces, Vegetta tomó la mano del chico y lo llevo corriendo a su casa. Al tan siquiera acercarse un poco se escuchaba los gritos desesperados de Rubius. Cuando entraron rápidamente subieron las escaleras para ir con Rubius.

—Tranquilo Rubius, ya conseguí ayuda—Dijo tratando de relajar a su pareja.

—¡Créeme que después de esto no me vuelves a tocar en tu vida!—Grito Rubius enojado mientras tomaba la mano de Vegetta para apachurrarla.

—¡Pero si tú eras el que quería-!

Fue interrumpido por un grito de Rubius.

—¡Cállate la boca o te golpeare!

—Bien señor Rubius, por favor tome la mano de su esposo, puje, yo ayudaré al niño a salir.

El chico se ubicó en el medio de las piernas de Rubius y las abrió para ver al niño, el médico trataba de sacar al niño con cuidado pero siendo rápido a la vez. Eso pasaba mientras Vegetta se retorcía y quejaba del dolor que le provocaba Rubius, estaba apretando de más su mano.

—¡Saca al niño ya!

Después de unos momentos dolorosos por parte de Rubius y ruidosos por parte del chico y Vegetta, todo se volvió un silencio absoluto, hasta que un lloriqueo sonó.

A Vegetta se le iluminaron los ojos al instante, le dio unas mantas al doctor, para que lo ayudara a limpiarlo y cubrirlo en las mantas. Al volver con Rubius teniendo al bebé en manos.

—Mira Rubius... tiene tus orejas.

Con cuidado acercó el bebé al oso y este lo cargó con gusto.

—Es tan... pequeño, es hermoso Veg.

Ambos chicos admiraban al bebé esperando a que el pequeño abriera los ojos, pero el momento no llegó, lo cual los dejaba pensativos.

—¿Como lo llamarán?—Pregunto el doctor mientas limpiaba sus manos.

—Spreen...

Mencionó Vegetta sin dejar de ver al pequeño, rápidamente Rubius volteo a mirarlo.

—Yo quería ponerle nombre—Se quejo Rubius, lo que hizo que Vegetta rodara los ojos.

—Doctor, ¿por qué no habré los ojos?

—Tardara unos días o incluso el mes, pero no se desesperen, es normal.

Vegetta le dio un poco de dinero y recursos al joven de manera de agradecimiento, comunicó a sus demás amigos, diciéndoles que los vería en unos días, quería ayudar a Rubius en todo lo que pudiera.

—Es hermoso Veg—Mencionó Rubius mientras amantaba al bebé.

—Tiene mi color de pelo y tu orejitas—Observo.

—¿Tendrá mis ojos?

—En todo caso estará dejando corazones rotos—La pareja cruzó mirada—Gracias... —Dijo perdido en sus ojos.

—¿Por?

—Por darme un hijo, una familia.

Ambos juntaron sus labios hasta que sintieron al bebé moverse a pesar de no ser aplastado. Soltaron una risa y Vegetta lo supo al instante.

—No te pongas celoso Spreen, es solo un beso—Menciono gracioso.

La pareja se acurrucó una vez que Spreen terminó de comer, quedando dormidos los tres juntos.

La pareja se acurrucó una vez que Spreen terminó de comer, quedando dormidos los tres juntos

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