Capítulo 1.

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Tijuana, Baja California, México 1989

Alexa

— Vamos Lexi, no te aburrirás lo juro — mi hermano insistía desde el marco de mi puerta.

— No sé, papá se molestará con nosotros — me quedé mirando hacia la ventana.

— No tiene porque enterarse, además ya somos mayores de edad —

— Tu ya estás viejo, yo apenas cumplí los 23 — me burlé.

— Vamos, irá Alfredo y Max — sus mejores amigos.

Tenía ganas de salir, era claro, pero ir a un antro no me convencía, ademas a papá no le gustaba que saliéramos solos y a este tipo de lugares.

— Bien, pero solo un rato — me rendí rápido.

Emilio me sonrió y salió de mi habitación.

Ahora solo tenía que buscar lo que me pondría en un par de horas y sobrevivir a una noche en lugar cerrado lleno de personas. Genial.


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Me decidí por unos jeans ajustados y un top no muy revelador, no quería darle motivos a estupidos para que trataran de llegar lejos conmigo. Mis tacones sonaron a cada paso que daba mientras me dirigía hacia el auto donde me esperaban Emilio y sus amigos.

— Eaaa, ahí está nuestra chica favorita — exclamó Max mientras me daba un abrazo.

— Hola chicos, ¿como están? — salude animadamente.

— Excelente ahora que ya estás aquí guapa— contesto Alfredo.

— Ya ya ya, dejen de coquetear con mi hermanita — se metió Emilio.

— No seas celoso Emi, vámonos ya — sonreí mientras me subía en la parte trasera del convertible.



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Después de conducir por la ciudad Max nos comentó de un lugar que había descubierto recientemente, cuando baje del auto para observar en donde nos encontrábamos vi el nombre del antro, Roxanne, lucía bastante interesante.

Nos adentramos a este y buscamos algún lugar donde sentarnos. Pronto mi hermano pidió algunas bebidas para nosotros.

— Bueno, hay que ponernos en ambiente ¿no? — hablo Alfredo mientras lo veía sacar un porro.

— ¿Ya vas a empezar? — pregunté con un deje de desagrado.

— Vamos Lexi, no pasa nada, la última vez pareció gustarte bastante — me sonrió con malicia.

Y como olvidarlo, la última vez resultó siendo mi primera vez fumando marihuana y aunque no me parece mala no es algo que quiera convertir en adiccion.

— Ja ja ja, que gracioso eh — ironicé.

— Rólalo wey — exclamó mi hermano.

Antonio se lo pasó a mi hermano y ambos comenzaron a fumar, mire a mi alrededor y vi a bastantes personas disfrutando del ambiente, yo quería ser así de suelta y libre, pero mi personalidad y mi contexto a veces no me lo permitían, vaya que ser hija de Ana Paula y Alejandro Echegaray no era fácil, la futura médico cirujana que esperaban, aún cuando no quería estudiar esto. Por un momento me quede pensando lo mucho que apestaba mi vida y cuando gire a mi lado mi hermano y Antonio parecían bastante alegres por lo que finalmente me animé.

— Dame esto — le arrebaté a Antonio el cigarro y di un par de inhaladas.

— Lexi, no deberías... — trato de decir mi hermano pero lo interrumpí.

— Olvídalo Milo, tampoco deberías, pero estamos en una fiesta a la que quisiste que viniera y debo entrar en ambiente ¿no? – rodó los ojos y se rio.

Así pasamos un par de minutos.

— Vale vale chicos, yo quiero bailar — me levante y comencé a moverme al ritmo de la música.

— Ahora venimos — hablo Milo refiriéndose a el y a Max.

Asentí.

Poco a poco deje de sentir la noción del tiempo y me gustó, me gustó sentirme libre y feliz, tranquila y ligera. Pase un buen momento así hasta que en una vuelta choque de frente con alguien.

— Santo cielo, lo lamento mucho — me disculpé.

— ¿Bailas? — pregunto el chico un tanto serio.

— Claro — sonreí con emoción.

Y empezamos a bailar el resto de la canción.

Hubo momentos en los que la marihuana en mi sistema me sensibilizaba demasiado los sentidos así que notaba cosas que comúnmente no notaría, por ejemplo lo delicioso que olía la colonia del chico con el que bailaba, o lo llamativo de los colores de su camisa; en fin de reojo lo observé y feo no era.

— Me gusta tu camisa — le susurré.

— ¿Enserio? — preguntó y creo haber visto un deje de emoción en su voz.

Asentí varias veces.

— ¿Como te llamas chula? —

— Alexa, pero todos me llaman Lexi — traté de recuperar el aliento.

— No me gusta ser parte de todos, te llamaré Alex — ambos nos acercamos a la barra.

— Ya lo he notado — reí pensando que realmente le gustaba verse auténtico.

— No te había visto antes por aquí — comentó.

— Es mi primera vez — bebí de mi limonada — mi hermano me trajo voluntariamente a fuerzas.

— Ey, hermanos, yo tengo bastantes —

— Yo apenas y puedo con Emilio que es mi único hermano — reí.

Y así pasamos un buen rato platicando de todo y nada al mismo tiempo, parecía ser un chico lindo pero había algo en su aura que me advertía no tentar mi suerte con él, quizá el hecho de que era la primera vez que le hablaba.

No lo sé.

Pronto me di cuenta de que ya era hora de irnos, a lo lejos visualicé a Alfredo y decidí finalmente despedirme.

— Vale, ya es hora de irme, fue un gusto conocerte —

— Te llevo — afirmó.

— No te preocupes, vine con mi hermano y sus amigos —

— ¿Segura? — preguntó nada convencido.

Asentí.

Alfredo mi hermano ya me estaban haciendo señas de que ya nos teníamos que ir y si no quería que Emilio me hiciera una escena me tenía que apresurar.

— Enserio es tarde, me tengo que ir — hice el ademán de irme pero el me acercó a su cuerpo.

— Soy Ramón, por cierto — susurro y con ello me dejo paralizada por un breve momento para finalmente salir de ahí.

Ramón susurre para mi misma disfrutando de la palabra en mis labios.

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Más Humano // Ramón Arellano Félix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora