capítulo veinte

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Luego de los sucesos sucedidos en el complejo y las vergüenzas pasadas, fue hora de volver a la cabaña.

Acordaron volver por su cuenta algunos de los días siguientes para hacer las actividades que habían, porque al haber tanta gente e ir con una compañía turística, todo salía más caro. Además, ya no tenían ganas de hacer otra cosa, se estaban guardando para la noche siguiente, a la que habían bautizado como "Drogas, putas, alcohol".

Se subieron al colectivo; algunos dormían, otros escuchaban música, jugaban al truco con los viejos o tomaban mate y chusmeaban.

Julian jugaba al Solitario en su celular con un Enzo roncando en su hombro, de vez en cuando aceptaba algún mate o galletita que le compartía una jubilada.

El micro los dejó en el complejo y se bajaron con las mochilas y unos sambuches de milanga que les regaló Mauro.

Entraron a la cabaña y se fueron a las habitaciones para vaguear un rato.

Entraron a la cabaña y se fueron a las habitaciones para vaguear un rato

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celador | julian x enzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora