Capítulo 2. Un halito de curiosidad

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Me costó tiempo poder encontrarla después de aquel día, su aroma había desaparecido completamente. Fue como una alucinación. La miraba desde la distancia era como ver revolotear a una mariposa para luego posarse sobre una flor, esa delicadeza que no destruye su pétalo al posarse sobre de ella, la describía.

Eso era ella. Desprendía el desinterés y la inocencia de cualquier otro niño humano.

El sol bañaba su piel haciéndola deslumbrante, su cabellera rubia flotaba en ondas cuando corría con los demás niños de aquel parque, en definitiva, no era ni de cerca lo que aparentaba su esencia aquella vez en la tienda; no lograba encontrar señal alguna de alarma que pudiera ser signo de riesgo eminente, sino todo lo contrario. Debería tomarlo como una trampa, por supuesto que sí. ¿O no?

Decido marcharme, ya es lo suficientemente extraño que un hombre que aparenta tener uno 30 años se le quede mirando a unos niños en el parque completamente solo.

Luego de aquel incidente con la infanta, todo en mi miserable estadía con los humanos se había remitido a misiones de "ángel guardián", una que otra posesión demoniaca, uno que otro a punto de morir y a aquellos que querían vender su alma; así sucesivamente durante varios años humanos.

Estaba casi al punto de una muerte por petrificación en mi tienda, pero el tintinar de la campana me saca de aquella pequeña disociación.

-Salvado por la campana- casi cantó Yma, sonreía como nunca lo había hecho antes, quien podría jurar que ella alguna vez bajo a este plano terrenal, hasta el momento no lo sabia y si no lo estuviera viendo jamás lo hubiera creído.

Piensa en imposibilidades y ella es una en la tierra.

- ¿Qué te trae por aquí? – pregunto con cara desinteresada, aunque la pregunta sonó más sorpresiva de lo que me hubiera gustado así que carraspeo para volver a recobrar mi aura.

-Se podría decir que ya te tengo un trabajo fijo, Silas eres perfecto para esta siguiente misión- dice distraídamente mientras enreda su dedo en el tallo de una planta de follaje.

-No me gusta el rumbo que va tomando esto, puedo apostar que tiene que ver conmigo sufriendo un martirio. Sabes, ya fue suficiente con degradarme de mi puesto a solo vigilar humanos por las tonterías que ellos solitos se buscan me pregunto qué fue lo que te hice para seguir reteniéndome aquí sin tener mayor acción- dije con agitando las manos desesperadas. Al notar mi error abrí muchísimo los ojos, mierda como pude hablarle así a Dios.

-Aunque refutes tus quehaceres contéstame, es broma las vidas de mis creaciones- una fuerte ráfaga de viento indico que se había esfumado y el sonido de la campañilla de la entrada me dejó como en el principio aturdido.

Por la tarde la clientela en la florería disminuía, decidí salir temprano, no soportaba mi existencia; caminaba rumbo contrario a mi auto, quería despejarme y esperaba que caminar despejara mi mente. Ni siquiera surcar el cielo me apetecía, mis alas me dolían. En verdad sí era un castigo.

Era normal para mi escuchar de fondo las suplicas banales de los humanos, de vez en cuando la verdaderas suplicas de alarma se hacían notar, pero en ese momento solo resonaba una voz masculina.

-No te escaparas de mí pequeña basura de mierda, créeme... me vas a disfrutar- hizo una pequeña pausa, el solo escuchar su asquerosa voz hacia mi sangre hervir.

En un segundo aparecí en el lugar de donde sentía el miedo de la persona que solicitó ayuda, era una habitación pequeña apenas había cobijas en el piso con una almohada encima y nada más, en la esquina un pequeño bulto se agitaba por el llanto silencioso. Por supuesto no sabía que me encontraba ahí ya que iba en mi forma angelical; la puerta se abre estrepitosamente dejándome ver a un hombre de cuarenta y pico de años, se encontraba alterado probablemente borracho o drogado el aspecto que daba era abominable su playera blanca tenía manchas de sudor y aceite, el cinturón lo traía desabrochado y su bragueta estaba abajo como entreviendo sus intenciones.

Con todo el odio y resentimiento detengo el tiempo para los demás excepto para mí y el bulto, no dude en acercarme, al ceñirme sobre este se encoge.

- Sabías que Dios está de tu lado, escoge- susurro en su oído- si morir aquí o agarrar mi mano por tener fe- me descoloca ver los ojos ambarinos de la humana que en algún momento ya había conocido. Sonrío para no causar más temor en ella y extiendo la palma de mi mano, que sarcástica eres Yma.

La mirada de ella llena de confusión y temor va de mi mano a mi cara, sigo pensando que hay algo demasiado extraño en ella.

-Y esa respuesta es- le tiembla la voz, y la interrumpo.

-Soy yo- sigue dudando, fue eterno el tiempo antes de que ella tomara mi mano, complacido al sentirla y sostenerla con firmeza para levantarla de suelo, sonrío de nuevo. La jalo a mi ser para encaminarnos a un diferente destino; al sabernos lejos de ese lugar el tiempo recobra su movimiento normal, dejando atrás el caos de un desdichado ser.

Mientras recobro mi caminata con tranquilad justo en el mismo lugar donde la deje antes de transportarme a esa habitación, sé que esta confundida es demasiado pequeña aún para digerir lo que sucedió, aprovecho esto para atravesar la pequeña calle y adentrarnos al sendero de lo que parece ser un parque. Luego de un rato la siento querer soltar mi mano, pero la aprieto un poco más para empujarla y estar a la par de mi caminata.

-No la sueltes- la volteo a ver -no la sueltes, sino quieres morir ahora. Dentro de su pequeño ser encontré una posibilidad de firmeza en su agarre.

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Continuara.......

No me cansare de decir gracias. ¿¿¿¿¿¿Pregunta, capítulos cortos o largos??????

Hasta la siguiente semana :)



Parcialmente vulnerable ante tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora