El lago.

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Me encanta observarte,
tu rostro luce tan sereno,
imperturbable.
Envidio verte así
tan en paz, sin dolor ni temor.

Nadie más que yo
podría concederte tal deseo,
porque en el fondo sé
que lo ansiaste.
Me cegó la tentación,
no anhelo tu perdón,
ni que des las gracias,
solo fue una muestra
del más puro y desinteresado amor.

De tu vida ya puedes descansar,
la tristeza eres libre de olvidar,
tus penurias reposarán
en la ternura de este lago,
fieles a este adictivo infierno.

Estas aguas
anestesiarán tus penas,
acunarán tus carencias,
arrullarán tu alma
en infinita paz y nada más.

De melancolía y obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora