Angustia

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Aquellas pesadillas no logro mitigar,
mis parpados se abren
aún en contra de mi voluntad,
las punzadas en mi pecho
continúan su cometido sin cesar.

Por un segundo el palpitar se detiene, la desesperación aumenta,
el aire me abandona poco a poco,
las emociones se vuelven dispersas,
mi respiración se vuelve frenética,
¿Acaso será este mi triste final?

Las lágrimas no tardan en llegar,
dejo escapar gritos ahogados,
deseo pedir ayuda,
más las palabras no salieron jamás.

Abro los ojos,
siento mis latidos nuevamente,
siento como me acompaña
el oxígeno una vez más.

Intento dormir un poco,
intento relajarme,
intento silenciar el ruido en mi mente
y así por fin poder descansar.

De melancolía y obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora