Delirios nocturnos.

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Noches indomables de insomnio,
el tiempo es pretencioso,
cuando la verdad
es que nada es como dice ser.
el amor es tan escaso,
tan efímero,
tan dulce y a la vez amargo.

El universo conspiró
al compás de esta locura,
mientras las estrellas lloran,
los planetas palidecen
por el amor prohibido
del sol y la luna,
yacen extintos por toda la eternidad, así como su inevitable amor imposible.

Cada vez que tu recuerdo se asoma mi alma desfallece,
tu sonrisa misteriosa
y aquella tierna mirada,
tu piel de verano acanelada,
esos labios de caramelo que jamás tuve la dicha de probar.

Bendito el vientre que te dio la bienvenida al mundo,
cada vez que tus dedos
se entrelazan con los míos,
la vida me parece tanto
y a la vez tan poco.

Aun si solo se tratase de una ilusión,
un solo minuto bastaría para sentir la brisa acariciar tus cabellos,
la combinación perfecta entre la completa paz
y un paisaje bello.

Sería grato el amanecer de nuestras almas conectadas,
como en aquel sueño fugaz,
como en el ayer sin retorno
y el pasado inexistente.

La demencia me consume,
tu perfume embriaga mi ser,
cada partícula de ti es divina,
eres extravagante luz
en mi abismal oscuridad,
se esfuma la cordura,
tu recuerdo me carcome,
no consigo mitigar
esta incesante tempestad.

Las penumbras nocturnas
se tornan infinitas,
el destino suspira hastiado,
resignado a presenciar la absurda oposición,
sabiendo su victoria escrita,
sabiendo que todo esfuerzo es en vano.

Un fatídico diluvio
en nuestros corazones,
¿Cuál estará más roto?,
El firmamento se desangra,
agoniza en la tristeza
de nuestro amor fúnebre.

Las anémonas sollozan
entre la fresca hierba
que aflora en tu lecho.
No perciben tu palpitar,
no asimilan su fracaso,
aun así, tu silencio las ha logrado atemorizar.

Me embarga este insólito pensar, un deseo inexplicable,
me causa curiosidad
sentir celos de la muerte,
saber que dormirás en sus brazos, como madre que aparta a su niño
lejos de todo mal.

Los astros lo saben, no todo es irreal, solo es el delirio de un amor taciturno,
clavado en mi pecho como un puñal.

La frialdad del invierno Puede ser tan adictiva, tan fatal,
y ahí estas tú,
perturbando mis pensamientos,
robándote mis ansias de amar,
quitándome el aliento.

Tus orbes han sido profanados por la melancolía, lo sé y lo siento, porque ahora soy yo quien te observa desde este frío lecho.

De melancolía y obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora