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Perdón por la tardanza
☂ 𝒐𝒄𝒉𝒐; 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏𝒂 ☂
Todo era un caos, la ciudad de Raccoon City estaba destruida, y no había casi ningún sobreviviente.
Los únicos que habían podido sobrevivir a ese virus extraño y peligroso habían sido llevados a los metros subterráneos de Raccoon. Al parecer ahí se encontraban más seguros que en el exterior.
—María, voy a salir afuera para buscar más sobrevivientes. Tu quédate aquí a cuidar a los demás.— comienza a hablar el latino a su hermana.
—Carlos, no me trates como si fuera tu hermana pequeña, soy cinco años mayor que tú, aunque aparente de 20. Anda, ve antes de que cambie de opinión y vaya yo.— bromeó la morena.
Rato después de que el chico se fuera, María decidió salir a las escaleras que daban entrada al metro, donde se quedaría a vigilar para ver que no entrara nada de lo que se pareciese a un zombi.
Viendo que nada peligroso vagaba por ahí, sacó su cantimplora del chaleco antibalas y empezó a beber. Pero paró al afinar su oído y oír un extraño ruido proveniente de fuera.
Con el semblante serio, apuntó con su metralleta hacia el ruido.
Segundos después de tanta tensión, bajó el arma al saber que era su hermano pequeño, acompañado por una guapa chica de melena corta y castaña.
—Por fin apareces chico. Estaba comenzando a preocuparme por ti.— habló la fémina guardando la metralleta en su espalda.
—Ha habido una complicaciones, pero todo está perfecto. Creí haberte dicho que te quedaras abajo, María.—
—Me aburría. Necesitaba un poco de adrenalina dentro de mí. Por cierto, Carlitos ¿Quién es ella?— preguntó con una sonrisa coqueta mirando a la joven.
—Soy Jill Valentine, agente de S.T.A.R.S, encantada.— se presentó ella antes de que el moreno dijera nada.
—María Oliveira, sargento del escuadrón de la U.B.C.S, igualmente linda.— la mayor le guiñó el ojo derecho, provocando un leve sonrojo a la contraria.
—Bien, ahora que nos hemos presentado todos, es mejor que volvamos abajo.— se metió el latino.
Terminando la conversación, los tres se dirigieron al subterráneo, donde los esperaban el resto del escuadrón A.
—Y dime Jill, que hacías antes de que pasase esto?— preguntó la mujer.
—Nada importante, solo estar en mi casa.— se rió.
Las dos siguieron hablando durante un buen rato, aparte el resto discutían sobre los monstruos y demás. Y siendo sincera, congeniaban bastante, aunque eran polos opuestos. María era divertida y optimista, mientras que Jill era seria y pesimista.
Pero no todo salia como se esperaban, de repente el monstruo que le había estado siguiendo a Jill apareció. Pasó de todo pero al fin pudieron salir, o por lo menos, estuvieron. El maldito de Nicholai había disparado a Oliveira mujer al estar subiendo al helicóptero, concretamente en pecho derecho, cerca del corazón. Podía morir en cualquier momento. Por suerte el cabrón ya no podía hacer nada más
—¡No!— rápidamente se acercó a ella e intento detener el sangrado.— ¡Vas a estar bien! ¡¿Vale?! ¡Lo estarás!
—Jill, vete. Lo digo enserio, fuera.— murmuró con las pocas fuerzas que le quedaban.
—No lo haré sin ti, María. Me prometiste que tendríamos una cita después de esto, así que cumplelo.— la de cabellos corto ya se encontraba llorando, y a su lado Carlos, quien se había agachado en silencio sujetando la cabeza de su hermana mayor. Le dolía tanto el pecho, que si hablaba gritaría a todo pulmón maldiciendo a todos y a todo. Tenia todo su derecho, pero quería que su hermana tuviera una muerte tranquila.
—Y lo tendremos, pero no ahora...
—¿Qué?— no entendía a lo que se refería con que ahora no.
—Y tu, Carlitos... No te aguantes por mi, llora, llora todo lo que quieras. Desahógate.— le acarizia la mejilla.
Carlos, poco a poco, fue soltando todo lo que había acumulado en todo ese rato. Lloraba como nunca. Siempre habían estado juntos, desde pequeños, y no se imaginaba una vida sin su alegre hermana mayor.
—Has sido lo mejor de mi vida, hermanito. Por favor, cuida a Jill. Cuidaos entre vosotros. Como último deseó, deseo que dejéis mi cuerpo aquí.
—Pero.— susurró su hermano.
—Es mi última voluntad, Carlos. Hazlo. Os quiero.— y con eso, dió su último suspiro.
Jill y Carlos lloraron más que nunca, el chico porque era su hermana y la chica porque se había empezado a enamorar en ese corto plazo de la hispanoamericana.
—Vamos Jill, hay que dejar la ciudad. Pronto todo esto no existirá.— Carlos se levantó
—¡Hay que llevar a María!
—¡No! ¡Si dice que quiere quedarse se queda! Era su última voluntad...
Jill no dijo nada, solo suspiro y se levantó, caminando hacia el helicóptero y subiendo.
—Vamonos ya entonces, si me quedo más tiempo haré algo estúpido, así que mueve ese culo.
Al final, los dos se fueron, dejando atrás lo que alguna vez fue Raccoon City y a María.
La hermana de Carlos Oliveira y la enamorada de Jill Valentine
Fotito de Jill por la tardanza 🥺
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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ▬▬▬ 𝗥𝗲𝘀𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁 𝗘𝘃𝗶𝗹
Fanfic☂☣♕ Imaginas/One Shots con personajes de Resident Evil ♕☣☂ 🥇 #1 carlosoliveira (07/06/23) 🥈 #2 re7 (07/06/23) 🥉 #3 re6 (07/06/23)