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La bola de boliche era todo lo que iluminaba el salón. Las personas disfrutaban de la música y el ambiente, la mayoría tenía un trago en mano y jugaban con el cotillón que había sido entregado por los novios hace rato.
Lola estaba sentada en la mesa de su familia, se sacó los zapatos con tacón de aguja para darle un masaje a sus pies, llevaba horas de pie.
Su tranquilidad se vio interrumpida por dos personas.
―¡Lola! ¿Qué haces sentada?
―¡Dolores! Levántate de esa silla y vayamos a bailar.
Kepa y Anna, sus hermanos, gritaban en sus oídos casi dejándola sorda, quiso maldecir por no ser hija única.
―Acabo de volver de la pista, me duelen muchísimo los pies ―tuvo que gritar para que sus hermanos la oyeran.
―Te lo dije, Anna, ya está algo vieja.
Kepa rio burlándose de su hermana, Anna negó con la cabeza mirando a su hermano mayor. Los dos sabían cómo se ponía Lola cuando bromeaban con ella. Mucho más con un par de tragos encima
―Creí que serías la persona más divertida en mi boda, veo que el discurso del brindis acabo con toda tu energía.
―¿No es esa tu esposa buscándote? ―Lola señaló a cualquier dirección, Kepa giró su cabeza como la niña del exorcista.
No tuvo que decir nada más para que Kepa fuera corriendo hacia la falsa dirección que Lola acababa de indicarle.
―Dolores, déjalo en paz, no ves lo enamorado que está.
Ella rio ante las palabras de su madre, claro que veía lo enamorado que estaba y por eso le gustaba molestarlo.
―Ya queremos verte a ti cuando te enamores ―dijo su padre con una sonrisa antes de beber de su vaso.
―Mejor espera sentado papá, porque parado vas a cansarte hasta que Lola nos traiga un novio ―soltó Anna con una sonrisita.
Lola le dio un golpe con su cartera de mano en la cabeza, aprovechando que todo estaba oscuro y nadie las veía, la menor de los tres hermanos se quejó.
―No necesito un novio, los chicos son solo una pérdida de tiempo.
Las pocas experiencias que había tenido en el amor eran más que suficientes para no querer volver a acercarse a un hombre en un largo tiempo.
―Hace algo de calor aquí ¿no creen?
―Mamá, acaba de empezar el verano ―Anna dijo lo obvio.
―Kepa es mi hermano favorito ―dijo Lola, ganándose una mirada ofendida de su hermana menor. ―pero lo odio por amar el verano, en cualquier momento me derrito. Voy al baño.
