Prólogo

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Odio a mi jefe.

Y no voy a decir lo que crees que voy a decir.

"Odio a mi jefe pero me lo follaría" o "Pero está buenísimo".

Lo odio, a secas. 

Es la persona más insufrible, maniática y arrogante que he conocido en mi vida. Y mira que he conocido a mucha gente así.

Y todo porque tiene dinero. Tampoco lo culpo, tiene MUCHO dinero. Y es que él es Leonardo Lombardo, el dueño de la cadena de hoteles más grande del mundo. 

Y yo soy su secretaria personal. 

Cuando postulé para este trabajo pensé que no me iban a coger pues cuando lo vi en persona por primera vez casi se me caen las bragas al suelo.

No me juzguen, es un caramelito de 28 años enfundado en su básico pero caro traje con esa voz que enamora.

En la entrevista estuve super nerviosa, ¿Cómo no estarlo? Con ese hombre con ese porte delante de mí, escuchando lo que tenía que decir acariciando su barbilla y sin apartar la mirada de mis ojos.

A la semana ya estaba trabajando ahí y la verdad, casi me morí de felicidad cuando me llamaron al igual que la primera semana de trabajo. Hasta que llegó ese fatídico día.

¿Saben eso que dicen de "la gota que colmó el vaso"? Pues mi vaso se colmó en menos de un minuto, como si le hubieran echado un chorro de agua en vez de una gota.

Lo que pasó fue que cometí un error de principiante, nunca había sido secretaria así que usé mal la agenda y organicé dos al mismo tiempo. La solución era fácil, después quedó una hora vacía y como nos percatamos a tiempo la podíamos aplazar.

Aún así, Leonardo se enfadó y me gritó como hacía tiempo que no me gritaban, diciéndome lo inútil que soy y demás. No lo aguanté y empecé a derramar lágrimas delante de el antes de salir corriendo a los baños, donde estuve media hora llorando.

Después de eso estuve todo el día con los ojos hinchados.

Desde entonces lo odio con mi alma. Así de rápido se pasa del amor o admiración al odio.

No dejo el trabajo por el buen sueldo que me aporta, gracias a el pude comprarme un apartamento en poco tiempo y ayudar a mi madre con sus gastos.

Ella es una dependienta en una cadena de tiendas importante pero donde la explotan por tres duros. Tiene que mantener la casa en la que vive Oliver, mi hermano mayor  (ya que no puede encontrar un trabajo por un buen sueldo y por lo cual no puede ahorrar lo suficiente), y mi hermano pequeño Harry, quien es un niño autista que necesita clases especiales en un centro para ir a la par que el resto de niños y comunicarse bien con ellos.

Mi madre no puede con todo este gasto, como es obvio, así que yo la ayudo en lo que puedo encantada.

Ahora mismo estoy preparándome para estar un día más en ese infierno con ese demonio con mis bonitos pero tortuosos tacones.

SecretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora