Tenía la vista nublosa, me costaba mucho abrir los ojos y al lograrlo no me hacía para nada familiar el sitio donde estaba. Lo primero que vi fue el techo porque al parecer estaba tumbada, era totalmente blanca y había luces, luego mire a la izquierda y vi una silla y al lado una mesa blanca que contenía un jarrón con un montón de rosas. Al mirar a la derecha había una ventana enorme pero la mayoría estaba cubierta con una cortina, cuando iba a levantarme para quitar la cortina descubrí dos cosas.
Primero, al intentar moverme noté como tenía todo el cuerpo dormido, incluso dolió un poco intentar moverlo y segundo estaba llena de tubos, con eso llegue a otras dos conclusiones: O estaba en un laboratorio a 100 mil kilómetros de bajo tierra con un grupo de científicos locos que estaban haciendo experimentos conmigo o simplemente estaba en un hospital.
Sinceramente, prefería la segunda opción.De todos modos no iba a quedarme tumbada esperando que un doctor (O científico loco) viniera a mi habitación, por lo que intenta moverme de la cama, me costó horrores, simplemente pararme sentada.
Por suerte vi un cámara en la habitación, alce las manos saludando a la persona que este al otro lado viéndome, yo no iba a buscarlos, ellos me buscarían a mí.
En menos de cinco minutos un doctor (o científico loco) entro por la puerta, estaba acompañado de una enfermera, me frustré al ver que tampoco se me hacían conocidos, al ver que se acercaban a mí con total naturalidad, retrocedí hacia atrás dándome un golpe contra la pared.
-Ana, tranquilízate.-El hombre tenía la voz gruesa y parecía que se estaba dirigiendo a ella.-¿Me entiendes?
-¿Quién es Ana?-Los dos adultos delante de mí abrieron los ojos, espantados, quizás dije algo que no debía.
-¿Recuerdas como te llamas?
Abrí mi boca para decir mi nombre pero no salió nada, el corazón empezó a latirme más rápido, podía sentir los latidos perfectamente, un dolor intenso se instaló en mi pecho. ¿Cuál era mi nombre? ¿Por qué no lo sabía? ¿Acaso había...? Intente recordar más cosas de mí, como mi edad, mi familia, lo que sea pero no conseguí nada, una lágrima bajo por mi mejilla ¿Qué había pasado?
El médico al ver que estaba sin palabras le hizo señal a la enfermera para que saliera y ella obedeció, se sentó en la silla pero no hablo, como si estuviera dándome mi tiempo para aclararme las cosas, dejo que yo hablara primero cuando estaba preparada.
No entendía, no entendía nada, me sentía perdida y desorientada, con razón no me sonaba el lugar, ni los médicos, todos eran completos, desconocidos para mí, incluso yo misma.
-¿Quién soy?-Pregunte casi en un susurro, ni siquiera me salía la voz, la tenía completamente rota de retener tantos sollozos.
-Te llamas Ana, Ana Donaldson.-Me respondió él con dulzura.-Yo soy Drew, soy tu médico desde que eras pequeña.-La sala se quedó en un completo silencio que yo decidí romper.
-¿Cuántos años tengo? ¿Tienes un espejo?-Él negó con la cabeza pero saco su móvil desde el bolsillo y se metió a la cámara para que yo pudiera verme.
Estaba en una condición horrible, tenía la cara muy pálida y mis ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar, además de eso mi cabello rubio estaba totalmente despeinado.
-Tienes 21 años, vas a cumplir pronto 22.
-¿Hay alguna manera de recuperarla?-Hablaba de la memoria, clara, pero decirlo en voz alta me daba miedo, era como aceptarlo, como hacerlo realidad aun cuando era ya más que obvio que estaba pasando.
-Yo creo que sí, pero tendríamos que hacerte algunas pruebas para ver qué grado de amnesia tienes, ¿de acuerdo?-No estaba muy confiada pero asentí con la cabeza, el hombre se venía muy amistoso y me había hecho sentir cómoda hablando con él.
-¿Qué pasa de mi familia? ¿Lo tengo no?
-Claro, tienes una familia que te quiere mucho Ana, han pasado más tiempo contigo que los médicos, a algún amigo tuyo hemos tenido que echarlo porque llevaba demasiado tiempo en la sala.-Ella sonrió, de alguna manera eso le hacía sentir bien, luego miro las rosas del jarrón.-Eso es de Karl, cada día pone un ramo nuevo, no sé cuanto dinero se habrá dejado con lo caro que son.
Iba a preguntar por el tal Karl pero alguien toco la puerta, era la enfermera de antes que le hacía una señal al doctor para que saliera.
-Discúlpame.-Salió de la sala siguiendo a su compañera y se encontró de frente con los hermanos y los padres de la chica, todos estaban llorando.
-No puede ser Drew...-Negó la mujer que estaba abrazada a su esposo, al parecer Katherine ya les había contado sobre la amnesia que tenía Ana.
Decir que la familia estaba desgastada era poco, Stephen sostenía a su mujer entre sus brazos que parecía estar a punto de derrumbarse, él tampoco estaba mucho mejor y no podía parar de llorar al igual que el hermano que empezó a pedirle por favor al doctor para que le dejaran entrar y verla, Jimmy, por otro parte, estaba helado, no había tenido ninguna reacción hasta el momento, es que simplemente no le cabía en la cabeza que su hermana y su mejor amiga ya no lo recordará, que no recordara todos los años que vivieron juntos, todas las locuras que hicieron, como aquella vez que le regalo 100 mil dólares por nadar entre delfines (a Ana le daban mucho miedo los delfines) no se acordaba de él, ni de los chicos, ni nada, simplemente para ella ahora era un desconocido cuando para él ella era su mayor confidente, la que sabía todo de él, la primera en saber sus secretos.
Era simplemente aterrador.
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SAY MY NAME || Karl Jacobs
Fanfiction-Di mi nombre.-Imploro el chico entre lagrimas, ella por otro lado nego con la cabeza, no lo sabia.