Capitulo 9-

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En el camino de regreso al hotel, la tensión era notoria. En especial Roberto, quien emanaba un sentimiento preocupado y se notaba a yardas que estaba pensativo.

Por otro lado, los demás integrantes estaban bastante tranquilos. Incluso Alvaro, el cual aún seguía pensando cada tanto en sus sentimientos hacia Ricardo. Se comportaba bastante normal, más que alguna sonrisa boba o que se le escapara alguna mirada que reflejará lo que su boca callaba, y no se atrevía a comunicar. Marrero estaba consciente de esto, ya que estaba al tanto de la situación. Así que le fue fácil darse cuenta de los cambios de actitud de el batero. Quien hacia su mejor esfuerzo por disimular.

Entraron al hotel he inmediatamente se dirigió a su habitación, sin decir ni una palabra. Sólo tenía pensado hacer una cosa. Preguntarle a Santiago que mierda había pasado. Santiago lo sabía. Se despidió y caminó lentamente tras él. Calmandose a sí mismo, y recordando que Ricardo le había confirmado que la situación iba por buen camino. Por algo lo decía, se afirmó aún sin firmeza en sus pensamientos.

Una vez más, centró su visión en la perilla de la puerta. Se visualizo girandola, y el simple y mero pensamiento le causo más miedo. Pero aún así, suspiró y entró en la habitación.

—Santi.
—Eh... ¿Que pasó Rober?
—No te hagas el loco, tenemos que hablar.

Santiago lo veía venir. Suspiró nuevamente.

—Si. Creo que mereces un par de respuestas.
—Sentate.

Observó como Roberto se hacía a un lado para dejarle espacio. Camino en dirección a la cama, mientras sus pasos eran remarcados por el sonido que hacian al colisionar con la madera. Se sentó al lado de el menor. Quien notó su nerviosismo, y tomó, su mano para tratar de calmarlo.

—No pasa nada... pero necesito que me aclares que fue eso.
—Yo... no se, actúe por impulso.

Hubo un momento de silencio. Mientras Roberto buscaba las palabras para preguntarle lo que tenía en mente.

—¿Y que significa para vos?
—Eh, que tengo...digo...—Respiró ondo, y juntó valor— que estoy enamorado tuyo.

Roberto quería gritar ahí mismo de la emoción. Pero se contuvó.

—Yo también...—Desvió la mirada—Yo también te amo—Finalizó.

No necesitaron ninguna palabra más. Santiago se inclinó, y volvió a besarlo. Esta vez con más delicadeza, y sin apuro. Sin miedo a ser descubiertos. Llevó sus manos a las caderas del menor. Quien se arrodillo en la cama y se acercó como pudo hacia él.

Se soltaron solo para admirarse entre sí. La habitación hubiera estado estado completo silencio de no ser por la respiración agitada de ambos. Fue entonces que un golpe en la madera de la puerta los sacó de sus pensamientos. Santiago miró por la mirilla de la puerta, y al ver a Ricardo abrió la puerta ligeramente.

—¿Y?
—¿Que?
—¿Como te fue?—Susurró.
—¡Bien!—Se le formó una sonrisa boba.
—¿Puedo pasar—Aumentó el volumen de su voz.
—No, te quedas ahí, por gil—Bromeo Roberto.
—Dale boludo—Rió.

Santiago terminó de abrir la puerta, y se apartó para dejarlo pasar.

—¿Que les pasó...?
—¡Nada!
—Ah, ¿los interrumpí?
—N...
—Si—Interrumpió Santiago.
—Ah, bueno. Yo que se. Jodanse.
—Raja de acá. Pajero.
—¿Pa' que? ¿Pa' que le comas la boca a mi hermano? No jodas. Después te lo presto, lo preciso.
—No.
—Si.
—No.
—Roberto, veni un poquito.
—Voy.
—Ah, ¡Rober!—Rechistó.
—Ya vengo. Espérame un cacho.
—Tsk, bueno.

Ricardo esperó que su hermano saliera, y cerró la puerta. Dejando a Santiago solo.

—¿Que pasó?
—Eh, necesito tu ayuda...
—¿Por?
—No podemos hablar acá. ¿Donde podemos ir?
—Yo que se. ¿A tu habitación?
—Es que en cualquier momento puede caer el Alvin.
—Y si, pero no hay otra. ¿Donde anda?
—Creo que con Topo y Marre.
—Bueno aprovecha. Vamos.
—Ok.

Caminaron en silencio hasta la habitación compartida del menor. Quien se aseguró de cerrar la puerta detrás suyo, con seguro.

—Bueno, ¿que es tan importante?
—Primero, tengo una pregunta que nada que ver.
—Pregunta.
—¿Ya son novios?
—¡Riki!
—Bueno, ta. Era una pregunta tampoco hagas tanto pamento.
—Dale. Seguí.
—Eh... ¿te acordas de la ves que te dije lo de Álvaro?
—Si, continúa.
—Me quiero confesar.
—¿Eh? ¿En serio?
—Si.
—¡Bien! ¡Al fin!
—Bueno, bueno. ¿Como hago?
—Y, bue la verdad que yo no tengo ni idea de estas cosas. Santi fue el que se me confesó y creo que ni el sabía que hacía.
—Pa', entonces ni idea.
—¿Por que no le das unas flores?
—¿Vos decis? Medio cursi.
—Vos confía en mi. Es más fácil dárselas que decirle lo que sentis. Por lo menos es algo.
—No se. ¿No queda medio seco?
—Decile te amo y daselas.
—Bueno, voy a probar eso.
—Ta. Entonces, ¡vamo' a comprar!
—¿Y tu novio?
—Decile que nos acompañe.
—Pero me va a joder.
—Si te jode yo lo reto.
—Bue. Vamo'.

Mientras tanto, Santiago seguía sentado en la cama. Respondiendo mensajes y haciendo 'spam' en sus historias. Fue entonces que, nuevamente, escucho un golpe en la puerta. Abrió para encontrarse con los hermanos Musso de nuevo.

—Che, Santi. Riki se le va a confesar a el batero y vamo' a buscar unas flores. ¿Venis?—Susurró.
—¿Eh? ¿Que?
—¿Venis o no?
—Bueno, dale, vamos.

Durante todo el camino hacia la puerta del hotel. Santiago se quedó procesando lo que su "amigo" le había dicho. Debido a que lo dijó tan rápido que no le entendió. Como parecía secreto, decidió esperar a salir del hotel para preguntarle.

—No te escuche bien. ¿A que íbamos?
—Dios. Eh, a Riki le gusta Alvin.
—¿En serio?—Lo volteó a ver confundido.
—Si—Confirmó.
—Es re obvio bo'.
—Yo no me había enterado. Bueno seguí.
—Eh, le vamos a buscar flores para que le diga de una buena vez.
—¡Bien ahí Riki! No sabia que tenias esos gustos pero...
—¡Santi! No me lo hagas cambiar de opinión porfavor. No hagas ningún chiste choto.
—Bueno, bueno—Rió.

Llegaron a la florería. Y los chicos le ayudaron a elegir un ramo. Una vez que pagaron, y lo sostuvó en sus manos. Estas comenzaron a temblar.

—Che, tranqui. Estamos acá con vos.
—Gracias...—Dijó mirando el ramo, aun pensativo.

El Cuarteto en Mexico /Cuarteto De Nos/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora