Cuando el sol regrese (#Gyllenholland)

Cuando el sol regrese

Oh, simple thing, where have you gone?
I'm gettin' old, and I need something to rely on

Keane

Sucedió una tarde en la que Tom sacudió la nieve de la suela de sus zapatos. Ese intérvalo de tiempo, entre que giró el pie hacia arriba y dio unos golpes sobre su rodilla, separó el encuentro de una cara conocida, una cara que lo miraba como si hubiera visto un fantasma, una cara que Tom juró que superó hace años. Frente a él estaban los ojos azules más tristes que alguna vez vio, los mismos ojos azules que rompieron su corazón el día que escuchó: "No podemos seguir".

Tal vez si tuvieran más edad, tal vez si Tom supiera evadir los comentarios sarcásticos y pretenciosos, tal vez si Tom hubiera visto que luego de ese artículo en el que cuestionaban su carrera y cómo estaba condenado a ser Spiderman, en vez de apoyo recibió un acuerdo tácito con ese autor. "Busca papeles más arriesgados, aléjate del cine comercial, solo así tendrás un reconocimiento verdadero".

Los recuerdos vinieron de golpe. Fue como recibir una patada en el estómago durante una escena de acción. El cuerpo expuesto a la violencia, expuesto al riesgo para lograr una escena, por el arte, por las películas. Este mismo cuerpo que ese hombre tocó, que se apretó bajo las sábanas y durmió sobre el pecho más cálido, cuyos vellos le hacían cosquillas. El sabor de la comida, la textura de sus manos, el aroma a cigarrillos y whisky, los ladridos de los perros, las manos enredadas en su cabello.

Él era apenas un chiquillo, ahora lo veía todo tan claro. Él estaba jugando a ser un adulto, él estaba usando unos zapatos que no le correspondían, sin embargo, no fue él quien terminó con todo. Tom quiso continuar, Tom necesitaba continuar, luchar, hacer que esa felicidad que saboreaba a instantes fuese eterna, pero Jake, siempre Jake, tomó la decisión por los dos.

El ruido de los perros descendió un día. Solo quedaron los de Tessa, al igual que los platos de comida. Cuando todo terminó, de pronto todos a su alrededor lo vieron venir, todos suponían que algo así pasaría, porque Jake es así, porque él le teme al compromiso, por algo todo se desmorona al empezar a crecer. Su madre guardó silencio mientras le besaba la frente y le dijo que estaría bien. Su padre sintió que debió decir algo antes. Haz lo invitó a jugar golf, a nadar, a paseos que lo llevaran lejos de una casa que era de dos y ahora ni siquiera sabía si él mismo pertenecía ahí.

Desencanto: ver al hombre tal como es. Un tipo acomplejado que se resguarda en la superioridad moral y en la cultura para no mirar hacia adentro. Todos tenían algo que decir, de repente Jake era terrible, un bache en el camino, una persona que lo destruyó. Las opiniones hacían mella en su corazón, había algo de verdad en ellas, pero no toda. Nadie más podía saber, nadie más entendería que fue real, que todo el compromiso inicial, que el amor entre ellos existió. Tom no estaba loco, Tom sabe lo que vivió. Tom conoció al niño asustado detrás de los sarcasmos, las risas falsas, el insomnio, la ansiedad traducida en colillas de cigarrillos. Sabía esa desconexión consigo mismo, el preguntarse ¿quién soy? Cuando sus personajes lo tomaban y lo dejaban sin saber diferenciar si era Jake o su papel, ¿de quién era esta emoción? Un artista del método en manos de otro artista, un veinteañero que sabía bailar también, que tenía talento innato por las artes y que vio la sombra del arte a la cara.

Tom se preguntó si durante esos años Jake estuvo jugando al papel del enamorado, si supo discernir si era él quien quería estar con Tom, en los brazos de Tom o se trató de alguien más, si fue presa del marketing, si se quedó atrapado durante unos años en la bonita historia que contaron hasta que despertó y se dio cuenta que fingió todo este tiempo.

Fue duro levantarse de la cama, fue duro seguir su rutina como si nada, fue aún más duro mudarse y vender una casa que estaba a su nombre. Fue como si Jake hubiera sido alguien de visita, una persona que vino solamente por un tiempo, pero que prometió quedarse toda la vida.