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A la mañana siguiente, tan temprano como solía despertarse para prepararse para su batalla diaria contra las inclemencias de la vida, el día le trajo su primera mala noticia cuando agarró su mochila

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A la mañana siguiente, tan temprano como solía despertarse para prepararse para su batalla diaria contra las inclemencias de la vida, el día le trajo su primera mala noticia cuando agarró su mochila.

─── ¡Mamá!───(T/N) bajó las escaleras a pasos rápidos, ignorando la posibilidad de caer de las escaleras─── ¿Viste un llavero por ahí?

─── Mmm... ¿Cuál de todos? ¿El del gato suertudo?───su progenitora ya se encontraba desayunando tranquilamente en el comedor.

───No, el de Miffy, un conejito blanco con vestido rosa───ella se agachó cerca de los sofás, tratando de buscar algo que se pareciera a su querido llavero, pero solo encontró pelusas, monedas y polvo───. Lo suelo tener por mi bolso y ahora no está.

─── ¿No te la habrán robado en la escuela?

─── ¡No digas eso, es mi favorito!───se quejó levantándose de su posición, ahora buscando entre los cojines del sofá───No recuerdo la última vez que lo vi, creo que lo tenía en el bolsillo...───al no encontrar nada, se dirigió a la habitación de lavado para buscar en su uniforme sucio el día anterior.

───Es solo un llavero y tienes muchos más. Todavía tienes que desayunar, vas a llegar tarde a la escuela───la mujer terminó su desayuno y recogió su taza vacía poniéndolo con los demás trastes sucios.

───Pero...───se encogió de hombros queriendo objetar lo dicho por su madre, pero tenía algo de razón, sin embargo, eso no quitaba el valor emocional que ese llavero tenía.

Fue la primera vez que tuvo suerte con algo, siendo un premio especial dentro de una máquina gachapón, en una de esas salas de videojuegos en el que había ido. Luego de haber perdido en cada una de las partidas y gastado todo su dinero, nunca olvidaría cuando el huevo de plástico amarillo cayó en sus manos en el primer intento.

Desayunó resignada, tratando de recordar cualquier detalle relevante en su día anterior, aparte de ser golpeada por un balón, pero nada se le venía a la mente.

Una vez terminado, hizo su camino usual a la escuela, considerando si preguntar al servicio de limpieza si habían encontrado algo.

Llegando a la usual esquina conflictiva, la cual siempre había tenido un enorme charco de agua estancada, para su sorpresa, el agua ya no estaba.
Alcanzó la entrada de la escuela completamente seca, luego de varios meses de sufrimiento y se sintió triunfante.

A•F•K [Nagi Seishiro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora