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Nunca le había importado mucho las cuestiones de peso o altura

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Nunca le había importado mucho las cuestiones de peso o altura.
Con 17 años, (T/N) comprendió que en la vida había gente con buenos genes y buena suerte, cosa que ella tenía en parte y en parte no.
Su madre tenía una altura considerable pero, como el universo la tenía acostumbrada, la suerte no estaba de su lado, y terminó quedándose baja de altura gracias a los genes de su padre (que quien sabe donde estaba pero sabía que era un hombre de baja estatura).

Y con solo ver las fichas del análisis de todos esos chicos del equipo de fútbol, sabía que nunca sería la favorita del universo, aunque Kurona y Kiyora eran los más bajos, no había nadie aparentemente más baja que ella.

Según ella, había dejado de crecer a los 12 años, y su peso se había mantenido estable. Aún así, Nagi había hecho que le picara la curiosidad por saber si había una mínima posibilidad de que todavía haya esperanza para ella.
Los rumores decían que Nagi daba buena o mala suerte, dependiendo de la boca de quien lo diga. Quizás esa era una señal o una bendición de saber si algo había cambiado en ella.

Lo que más le daba esperanza era la estatura. Recibió ayuda de la enfermera para mover la regleta de medición. Sin embargo, sus esperanzas fueron aplastadas al descubrir que no había crecido ni un centímetro en cuatro años.

¿Era porque no era una deportista? Los deportes le daban miedo, y con su mala suerte podría terminar con un brazo roto, así que nunca se animó siquiera a intentarlo.

Sin ningún real interés, se paró sobre la balanza para ver su peso.
No esperaba un cambio, si su altura no había aumentado, su peso tampoco, ella no se sentía más rellena o más delgada, era el mismo cuerpo que había visto todos los días. Tal vez su pecho, glúteos y muslos crecieron un poco más, pero no era nada exagerado que la haga tener que cambiar de talla se ropa, a lo que llamaban complexión media.

Recordaba su peso de la última vez que había pisado una balanza, por lo que cuando vio el resultado, repentinamente sintió que el uniforme le ajustaba y soltó un grito de terror.

Nunca fue de las personas que se quejaban se sus problemas con los demás, queriendo mantener todo bajo su control, sintiendo que expresarlo sería solo ser el hazme reír y/o hacer creer que quería llamar la atención.
Las batallas se luchaban en soledad y, con una breve guía de la enfermera, decidió comenzar una rutina, cualquiera, para bajar de peso.

A•F•K [Nagi Seishiro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora