Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.
Las ondas expansivas hacían temblar la infraestructura, el suelo se agrietaba y el viento escapaba agresivamente del campo de entrenamiento, todo frente a los incrédulos espectadores que presenciaban tal contienda.
Una vez más el par de contrincantes optaron por alejarse y ofrecer una pausa, el cansancio empezaba a notarse en el demonio mientras que el extraño adversario se mostraba menos agotado, pero siempre manteniendo una pose de batalla y el resto de sus sentidos se mantuvieron alerta ante cualquier movimiento.
—¿Esto es genial no crees? Tú también pareces divertirte.—Aprovechando el descanso el demonio decidió hablar. —Debo admitirlo, no pensé que luchar contra uno de los tuyos fuera tan emocionante, haces que esforzarse valga la pena.—Gokú no podría saber la razón por la cual expresaba su arrogancia de tal forma, pero cualquier demonio en el recinto podría saberlo fácilmente, Venelana se preocupó incluso porque el fastidio que significaba ver a Gokú de pie parecía empezar a afectar a su sobrino.
Sellos se formaron en la superficie de aquellos robustos brazos, era una gran cantidad y su función era desconocida ¿un ataque mágico? ¿una técnica? el chico no podía verlo, pero la presión sacudía sus sentidos, apretó su báculo ante la incertidumbre que se esparcía en el silencio que todos guardaron.
Uno a uno se desvanecieron, fragmentándose como la débil capa de un cristal, pero no eran frágiles en lo absoluto, si no que aquello que contenían les superaba. No era un ataque, pero sí una cantidad exorbitante de poder, aquello que reprimían era la verdadera fuerza de su portador.
—Hace mucho que no hago esto, espero que aún seas capaz de seguirme el paso.— le advirtió el demonio, y sin borrar la curva de sus labios desapareció como si su figura se hubiese evaporado en el aire, semejante acción sirvió para revelar al oponente que ahora Gokú enfrentaba, uno que desde sus espaldas alzaba rígidamente su brazo dispuesto a derrotarle.
Venelana sintió una angustia inmediata, se culpó así misma por permitir que esto fuese lejos y pensó en detenerlo, sin embargo, aún cuando el joven parecía estar en desventaja todo cambió, la sonrisa que Gokú hizo relucir delataba las ansias de corresponder a la fuerza que le enfrentaba y así fue. Logró agacharse a tiempo, y la fuerza que arrastraba ese brazo continuó y salió disparada como bala de cañón, allá en los límites del coliseo se demostró, porque las paredes reventaron y los escombros se esparcieron. Los ojos del demonio no evitaron dejar escapar su asombro, mismo que luego se transformó molestia, no podía evitarlo, así era su naturaleza.
Una patada le siguió, rápida e imperceptible para los espectadores, pero de algún modo Gokú la anticipó logrando cubrirse, pero no fue igual a las anteriores, el poder que traían consigo le hizo retroceder y perder el ritmo, una abertura que su rival no desaprovecharía.
El puño que vino luego arremetió con tal fuerza que aquella barrera que tanto había evitado al demonio fue superada, el báculo voló por los aires muy lejos de su dueño, y Gokú con la vulnerabilidad con la cual se mece una hoja al viento retrocedió consternado, pero admirando desde la oscuridad la potencia del hombre más fuerte que ha enfrentado, agradecido por habérsele concedido esta experiencia, agradeció por haber conocido a Venelana Gremory y por primera vez en su vida agradeció estar vivo.
—¡Se acabo! —pensó el Fuerte hombre antes de lanzar el golpe que decidiría este fortuito enfrentamiento, pero olvidaba que todo este tiempo su rival no le había enfrentado como tal, y solo fue consciente cuando no sintió el choque llegar, pues con admirable ligereza él le eludió empujando y desviando el trayecto de su brazo e inmediatamente se infiltró en su guardia con uno de sus puños estirándose desde atrás, finalmente confrontando directamente el ímpetu de su rival.