Cuando la luz cesó, Roygun encontró un paisaje desolador en donde todos los miembros de su nobleza yacían en el suelo, y lo más desconcertante fue que tanto ellos como su persona seguían con vida, no fue difícil saber la razón.
—Eso estuvo cerca, por poco y no la contamos...
Gokú habló consternado, el sudor descendía por sus mejillas mientras desde un punto lejano miraba a la criatura desatar su poder, Roygun aún permaneció impactada y en silencio, temblando por haber visto a la muerte tan cerca, procesando que apenas seguía viva por la hazaña de este hombre.
En este punto el temor empezó a consumirla ¿Cómo era esto posible? ¿Por qué siendo ella la poseedora del poder antiguo terminaba doblegada? ¿de dónde sacaba tanta fuerza aquella abominación? ¿Qué era eso exactamente?
—Esto es imposible... un demonio vagabundo no debería ser tan fuerte, debemos retirarnos.
Roygun informó sin guardarse sus incógnitas, sin embargo, Gokú le dio la espalda y dirigió su atención en el monstruo que más allá se encorvaba rígido y amenazante, dejando escapar su rabia en cada espantoso Gruñido.
—No vas a enfrentarlo ¿o sí?
—Si yo no lo hago, nadie lo hará.
—¡¿Eres idiota?! ¡¿No viste lo que es capaz de hacer?!
—Sí, pero está muy cerca de los territorios de Lady Gremory. —aclaró desenvainando su báculo, y bien pudo ser solo una excusa para ir a la batalla, más la sensación que se propagaba en él le advertía que debía detenerlo aquí y ahora mismo.
Había venido con la intención de presenciar la contienda de un demonio de alto nivel, eso le causó emoción, pero la criatura que tenía ante sus ojos le provocaba rechazo, como un estímulo que ha estado dormido, pero grabado en su cuerpo.
—¡Deben irse ahora!
Exclamó y abandonó esa posición. La bestia no tardó en interceptarlo y con la misma intensidad correspondió buscando envestirle, ambos chocaron en un fuerte encuentro.
Un potente rayo se disparó contra él directamente, pero Gokú se anticipó y con una luz incandescente que nació de sus manos contrarrestó el ataque.
La criatura no esperó mucho tiempo, y, a su máxima velocidad buscó ejecutar el ataque que hasta hace poco fue certero contra la realeza de Roygun, pero su poco raciocinio no sirvió para entender por qué terminó siendo parte del suelo en el que terminó sumido, era veloz, pero su oponente lo fue aún más y le interceptó con el azote de su arma.
La fuerza fue descomunal, tan así que, Roygun vio interrumpido su intento de retirada, pues el estruendo fue tal que el escenario se sacudió por un fuerte terremoto, y luego de eso, un alarido resonó en el valle, transmitiendo el dolor que agobiaba al mutante demonio.
Miró entonces a la criatura retorcerse buscando desesperadamente salir de la prisión donde gokú la condenó. Comenzó a desatar poder mágico en todas direcciones, la realeza del demonio se vio obligada a formar distintos sellos mágicos que sirvieron como barreras.
Gokú tuvo que retroceder y al joven Son lo invadió una sensación de desesperación, la bestia era fuerte, pero no le estimulaba su espíritu de pelea, en su mente solo mantenía presente la idea de vencerlo cuanto antes, ¿por qué? Ni el mismo lo sabía, pero saber que, a medida que el tiempo avanzaba solo incrementaba más y más su fuerza, debía ser un presagio más que suficiente para hacer caso a sus instintos.
En medio de un pequeño descuido, las monstruosas fauces le alcanzaron, pero, antes de que fuese empalado, logró usar su báculo como barrera evitando que las afiladas mandíbulas le alcanzaran.