Despierto con un dolor de cabeza atroz y los brazos entumecidos. Intento moverme, pero algo me lo impide. Estoy atada.
Abro los ojos con lentitud, parpadeando hasta que mi visión se aclara. Frente a mí, de pie y observándome con calma, hay una chica. Su cabello negro y ondulado cae sobre sus hombros, su piel morena resalta con la luz tenue del lugar, y su silueta alta y de caderas anchas se oculta bajo un jersey negro y un jogger del mismo color.
— Tú no eres mi repartidor de pizza — murmuro con la voz ronca.
Bajo la mirada a mis muñecas y noto las marcas rojizas y la piel quemada a carne viva. Verbena. Ouch.
— Despertaste — dice ella con tranquilidad antes de girarse, dejándome ver sus ojos de un verde oliva profundo. — Lamento si las cuerdas están demasiado apretadas.
Señala mis ataduras con un leve movimiento de cabeza. Sonrío de lado.
— Oh, no te preocupes, amor. — Alzo una ceja al ver su expresión de desconcierto ante el apodo, pero mantengo la sonrisa. — Ya que me ataste e inyectaste con verbena, dime, ¿quién eres?
— Morgan Deveraux.
Alzo ambas cejas en un gesto de sorpresa, pero cuando veo que espera una reacción mayor, suelto una carcajada.
— Lo siento, ¿ese nombre debería sonarme?
Morgan rueda los ojos con fastidio.
— No. Esa es la idea.
— Bueno, amor, te invitaría un trago, pero dadas las circunstancias... — Muevo un poco las manos, haciendo tintinear las ataduras. — ¿Por qué estoy atada exactamente?
— Es mi manera de asegurarme de que no me matarás.
— ¿Y por qué querría hacerlo?
Morgan no responde de inmediato. En su lugar, se acerca a su bolso y saca un pequeño objeto. En cuanto lo veo, mi sonrisa se borra.
— El ascendente... — susurro, sintiendo cómo la tensión se apodera de mis músculos. Aprieto la mandíbula y la miro fijamente. — Muy bien. ¿Qué es lo que quieres?
— Negociar. Conozco absolutamente todo sobre tu familia, sus orígenes... la profecía.
Frunzo el ceño, bufando con incredulidad.
— Bueno, no sé de dónde vienes, pero aquí eso se llama acoso, Morgan.
Ella sonríe con diversión y, sin decir nada más, deja caer una carpeta sobre mis piernas.
La miro con cautela antes de bajar la vista al contenido de la carpeta. Fechas, fotografías, actas de nacimiento... Frunzo el ceño, confundida.
— Alguien hizo su tarea. ¿Quieres una estrellita? — comento con diversión, levantando la mirada hacia ella.
En ese momento, escucho pasos en el pasillo. Siento el vínculo tensarse. Liam.
— Hermanito, siempre tan oportuno — susurro cuando Morgan se gira y guarda el ascendente en su bolso. — Entra con cuidado, tiene verbena.
Suspiro y forcejeo con las cuerdas en vano.
— Deveraux, ¿qué te hace creer que no te haré lo mismo que a los otros que intentaron liberar a Adolphus?
— ¿Matarme? No sé, no puedo estar segura. — Se encoge de hombros y sonríe.
— ¿Sabes lo que les hice y aun así vienes aquí? Vaya, entonces eres muy valiente... o muy idiota.
Sonrío con burla, pero antes de que pueda responder, Liam la golpea en la cabeza, dejándola inconsciente.
— No llevo ni veinticuatro horas en la ciudad y ya te tuve que salvar de una psicópata — gruñe mi hermano mientras me desata.

ESTÁS LEYENDO
Harsseth Family
FantasiLa familia Harsseth no es solo una dinastía de poder, sino una hermandad inquebrantable. Liam, Maddison, Nia y Amelia han crecido juntos, unidos por secretos compartidos y una lealtad que supera cualquier desafío. Aunque sus lazos los han fortalecid...