1- La Desaparición.

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—¡Oh Gweny! ¡Luces guapísima!

La música clásica suena por todo el salón. Esta decorado de una manera preciosa, grandes candelabros con cristales colgando, flores lilas por todas partes, velas y manteles bordados adornan las grandes  mesas.
La decoración me hace recordar a la época victoriana; Los meseros ofrecen champán y aparetivios muy elegantes.

—Muchas gracias Magda —le sonreí a la madre de mi novio.

—Decirte guapa es un insulto, estás más que hermosa — Christian me susurra.

Mi vestido dorado con escote trasero hasta mi espalda baja me hace sentir como  Kate hudson en "How to Lose a Guy in 10 Days". Y aunque nunca me he considerado demasido guapa, hoy me siento preciosa.

Christian y yo hemos estado juntos desde hace casi tres años, recién había cumplido los dieciocho cuando lo conocí en mi primer año de universidad.

Deseo que un buen chico se fije en mi.

Y apareció Chris, con esos ojos azules y cabello rubio que me encantaron.

Feliz cumpleaños —le dedico una gran sonrisa

—Gracias ¿Qué opinas de la fiesta?

—Es muy elegante.

Y de verdad lo era. Toda la familia de mi novio son médicos reconocidos, algunos ganadores de premios importantes. Las mujeres que parecen sacadas de una alfombra roja, dignas de una portada de revista, (juro que vi a la Doppelgänger de Meryl Streep) y hombres tan guapos que si no fuera por mi novio estaría contenta de echar un ojito.

—De verdad que te ves muy linda.

Sonreí.

—Sigue así y quizás tengas suerte esta noche.

Las mejillas se le tiñeron de un ligero color rosado y se atragantó con su propia saliva.

—Creí que eras más tímida.

—Ay por favor, dos años juntos y aún no te acostumbras a...

—Shh.

Lo mire mal.

La música cambia de ritmo a uno más movido. Decido ignorar el comentario sacarcastico que estaba a punto de lanzar la y tomo Chris del brazo para guiarlo a la pista.

—Gwendolyn sabes que soy pésimo bailando.

—¿Y? Solo hay que divertirnos. ¡No cumples veintidós todos los días!

Se acercó y me dio un pequeño beso en los labios.

—Paso —se da la vuelta y me manda  un beso en el aire. Sé que se cohibe cuando su familia lo mira, así que opto por ignorarlo, por suerte Anthony; uno de los hermanos de Chris, aparece para bailar conmigo.

—Ya sabes, si mi hermano no te quiere yo si — hace un puchero seguido de una mueca coqueta.

—Alto ahí saltamontes, tienes como doce años.

—Cumplí dieciséis, solo me ganas por cinco años. Nick Jonas tiene una esposa que le gana por once años.

—Me gustan mayores de edad. —especifique.

—¿Dieciocho? 

—Veintiuno.

—Ash.

Media hora después estoy realmente exhausta, me duelen los pies por los tacones tan altos. Me despedí de Anthony y localizo a Chris en una esquina hablando con una mujer.

Cuando las estrellas dejen de brillar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora