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A los 5 años de Gwendolyn Stalkov
—Abuela, tengo hambre
—Lo sé cariño, la cena estará lista en un momento.
—¿Y mamá?
—En su habitación...
Me dirigí a la habitación de mi madre. Toque la puerta pero ella no abría, así que no tuve más remedio que entrar sin su permiso.
Estaba recostada en su cama echa un ovillo, cuando me miró note sus ojeras enormes adornando su rostro; Estaba demasido delgada, parecía un isopo. Su cabello rubio había perdido brillo y no tenía fuerzas para levantarse.
-¿Mamá?
-Ven Gweny - palmeó a su costado indicándome que me recostara con ella.
Obedecí.
-¿Por qué nos fuimos de casa?
-Así te tenía que ser.
-¿Estás enferma?
-No, no cariño.
-Luces enferma. ¿Dónde está papá?
Note como los ojos se le llenaban de lágrimas. Parpadeo varias veces y carraspeo antes de hablar.
-Tu papá ya no vivirá con nosotras, pero no te preocupes, lo seguirás viendo.
-Es que...
-Cariño, tu papá tomó una desición. Que no es culpa tuya ni mía, solo de él. Y él decidió que ya no estará más con nosotras ¿lo entiendes?
No, no lo hacía. Pero aún así asentí.
-Ve a ayudar a tu abuela con la cena.
No lo hice. Me dirigí al jardín, donde mire el cielo repleto de puntos brillantes.
Respiré hondo y cerré los ojos.
"Deseo que mamá sea feliz".
✰✰✰
Actualmente
Carajo, carajo, carajo.
No están, no están.
¿Cómo es eso posible? Estaban ahí hacia unos cuantos minutos.
Verás, ¿cuál es la probabilidad de que unas estrellas mágicas que te cumplen deseos desaparezcan?
Me siento como no me había sentido en años: DESESPERADA. tengo ganas de salir a pegar carteles de desaparición de estrellas o irme volando al cielo para buscarlas. Tengo dos opciones: El mal clima las oculto o...
Bueno, creo que solo tengo una opción.
Hace años pedí el deseo de que las estrellas no desaparecieran, que jamás dejarán de adornar el cielo. Y ahora se han esfumado, es extraño, es...¿grave?
Un dolor punzante se apodera de mi costilla derecha haciendo que me retuersa. Me siento un momento en el sofá respirando hondo y levanto la blusa, un hematoma gigante se apoderó de esa parte y arde cómo el maldito infierno, ni siquiera había notado el dolor...
El fortachon con el cerebro del tamaño de una nuez realmente me lastimó. tengo ganas de plantarme frente a su puerta y gritarle unas cuantas palabrotas, patearle la entrepierna, destruir su maldita bicicleta...
Llamo a Christian en dos ocasiones, no atiende.
Estoy de mal humor, muy mal humor, peor que un ancianito gruñón, peor que mi tío abuelo cuando descubre que la comida tiene cebolla.
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Cuando las estrellas dejen de brillar.
Любовные романыGwendolyn Stalkov le agradece todo a las estrellas. Según ella, estas son mágicas y le han concedido la vida perfecta. Ezra Thatcher, un sarcástico de primera llega para mudarse al apartamento de enfrente. Tras llegada de este hombre, las estrellas...