"Aunque tengamos cicatrices en las rodillas, no permitamos cicatrices en nuestros corazones", es lo que Wonyoung siempre le dice a Sunghoon cuando las cosas no salen bien, pero ahora debe repetírselo a ella misma pues su enamoramiento unilateral est...
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Despierta de golpe, sobresaltada por un ruido que proviene de alguna parte de su habitación. Su vista aún está borrosa, no hay ni un rayo de luz.
De nuevo escucha el ruido, viene de su ventana. Wonyoung se acerca tambaleando, un poco asustada. Abre las cortinas, viendo a través de la ventana a nadie menos que a Sunghoon, quien tira piedras pequeñas para llamar su atención. Baja corriendo luego de indicarle con ademanes que se dirija a la puerta principal.
—Lo siento —dice en cuanto la ve.
Wonyoung está confundida, no sabe qué decir.
—¿Sucedió algo?
Sunghoon niega, pero su pierna derecha no deja de moverse inquieta.
—Solo fui un estúpido, en serio lamento no haber llegado al alquiler.
El recuerdo llega de golpe y entiende porqué se disculpa. Ahora, después de muchas horas deprimida por el mismo asunto, ya se siente más tranquila. No puede guardarle ningún rencor a su mejor amigo.
—Pudiste disculparte mañana, durante el día.
—Necesitaba verte.
Un ruido dentro de la casa hace que Wonyoung se despabile.
—Vamos a mi habitación —susurra—. ¿Tus padres saben que estás aquí?
—Se supone que estoy en la casa de Jongseong.
Wonyoung lo mira con reproche, no le gusta que mienta, menos a sus padres, algo podría resultar mal. Pero no le da el sermón que daría si fuese otro día, en otra situación. Simplemente lo guía en silencio a su pieza.
—Es tarde, ¿quieres quedarte a dormir?
Sunghoon asiente. Tiene ropa cómoda puesta por lo que solo se mete a la cama después de que Wonyoung arroja varios de sus peluches al suelo para darle lugar. Ella pone una almohada en medio de los dos; si bien es una persona a la que no le molesta el contacto físico, algo que no le gusta es compartir su cama ya que puede sentir el calor del otro cuerpo a su lado.
—¿Wonyoung?
—¿Mhmn?
—Serás mi amiga sin importar qué, ¿no es así?
La pelinegra alza la cabeza para mirarlo sobre la almohada que los divide. Solo capta sus ojos brillantes que miran hacia el techo.
—Por supuesto que sí, Hoon. Eres mi alma gemela, te... quiero, demasiado.
—Hay algo que quiero decirte después, cuando esté listo.
—Aunque tengamos cicatrices en las rodillas, no permitamos cicatrices en el corazón, Hoon —dice como siempre aquella frase que le pone de mejor ánimo.
Sunghoon no puede evitar reír.
—Tienes razón.
Wonyoung le desea buenas noches, quedándose dormida casi al instante. Sunghoon, en cambio, se queda despierto por un largo rato, simplemente pensando.
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